jueves, 26 de enero de 2012

Del gesto poético y el futuro posible

La Presidenta de Brasil acaba de otorgar visa a Yoani Sánchez para que visite aquel inmenso país. Hay una hermosa parábola alrededor de las experiencia vitales de ambas mujeres: sus actitudes como frágiles muchachas enfrentando, en distintas épocas y diferentes circunstancias, al poder castrense.

Y me gustaría quedarme ahí, contemplando lo bello de la imagen en un plano cerrado que nos permita ignorar las posibles tramas que se mueven alrededor de ese gesto.Por ejemplo, en las noticias no se dice nada de si la corajuda bloguera recibirá el permiso de salida que debe otorgarle quien determina las vidas de todos y cada uno de los individuos en Cuba: el poder militar. Hay sí, algunas consideraciones sobre las posiciones políticas de Dilma Rousseff que refieren su independencia de criterio con relación a su mentor político, el ex-presidente Lula; y su distanciamiento de Irán mientras se acerca ligeramente a Washington en materias de interés bilateral... Seguramente hay más entre telones; pero no quiero permitir que nada de eso empañe la hermosa visión de esas dos mujeres, desde distintas latitudes, desafiando al poder que limita la libertad.

Ahora recuerdo esa imagen que quedó tatuada en mi memoria; la del hombrecito que desafiaba en el verano de 1989 a los tanques que iban a aplastar la rebelión estudiantil en la Plaza Tia Nan Men de Pekin. En más de una ocasión aventuré mi convicción de que aquel hombre debió ser un poeta. Luego cayó en mis manos un documental que buscaba indagar sobre su identidad. Al parecer nunca pudo saberse a ciencia cierta; pero un sin número de teorías trataron de conceptualizar un gesto que no requería de análisis. Allí estaba la frescura, la convicción y el arrojo de un hombre que creyó en su capacidad de detener, con apenas sesenta kilos de humanidad estremecida, toneladas de hierro y miles de caballos de fuerza empujadas por la ceguera de un régimen vetusto e inhumano.

Y así llueven las imágenes iconográficas que van construyendo esa ilusión que aun mantenemos algunos; la de que este mundo, por mal que parezca estar, no ha perdido del todo cierto sentido de decoro; ni la capacidad de enfrentar lo inevitable con el absurdo del gesto poético, con la ilusión de un futuro posible y digno. O acaso sueño?

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