domingo, 12 de diciembre de 2010

El juego de las apariencias

Desde que saliera a la luz el escándalo causado por las filtraciones de Wikileaks, le doy vueltas al asunto tratando de desentrañar lo que se dice y lo que se omite, el por qué se dice, a quién afecta y a quién beneficia lo que se revela en ese alud de informaciones nauseabundas.
La diseminación de los datos en sí mismo es un hecho de formidables proporciones que seguramente beneficia a los ciudadanos del mundo. Ahora podemos tener una mejor idea de cómo se mueven las aguas turbias bajo las apariencias que construye el lenguaje político diplomático. Nada mejor para comprender el discurso de quienes rigen los destinos del planeta; para captar lo que significan las palmaditas en el hombro y las sonrisas amables entre líderes que muchas veces aparentan ser aliados; casi siempre con el cuchillo listo a hundirse en las espaldas del otro. Importante, sí, pero apenas una premisa para darnos cuenta del contexto en el que vivimos, ajenos a la nueva era de las batallas mundiales por el poder. Tengo la sensación que, desde lo que se percibió en su momento como el fin de la Guerra Fría; el mundo ha estado inmerso en una guerra “invisible” (descontando la supuesta cruzada antiterrorista que iniciara Bush); una manera de lucha por el reparto del mundo que por ahora asume la apariencia de una confrontación en el terreno intangible de la Internet.
Mas allá del destape de los cables, que es sólo el punto de partida de este fenómeno, tenemos que prestar atención a la manera en que esta información llega al gran público; y a las medidas que toman los poderosos, con el imputado principal a la cabeza, para contrarrestar sus efectos, para silenciar a los autores; para desvirtuar los datos más nocivos. Un puñado de grandes grupos mediáticos tiene acceso a la información, la filtra cuidadosamente, la pone a disposición dosificando, matizando con su “responsable” labor editorial... Pensemos por un momento: ¿qué criterios rigen todo esta parte del proceso? ¿Desde cuando la “gran prensa” ha actuado con verdadera y completa libertad; ajena a los intereses de los grandes grupos de poder?
Algún tiempo de vivir en el centro del bombardeo mediático puede haber generado en mí cierta paranoia critica. Le llamo lectura avisada. No basta con leer; es importante saber por qué se ha escrito lo que llega a nuestras manos, cuándo, cómo, a quién beneficia y a quién perjudica. No dudo ni un momento que el acceso a estos datos beneficia de entrada a la comunidad internacional largamente manipulada por la información. Mi postura es de alerta. Sigamos al paso la lógica que seguirá este caudal de datos. Tal vez la sensación de privilegiado acceso a las verdades de la política y la diplomacia nos convierta una vez más en rehenes de una manipulación a mayor escala. Tal vez sea ahora la prensa la que ocupe un rol mayor en la manipulación de la opinión pública ocupando un segmento de esa función de los centros de poder político. Tal vez algún día, otro Wikileaks traiga a nuestra atención “los cables de la prensa”.
Es de esperar que los aparatos de gobierno, sus ejecutores de relaciones internacionales, información e inteligencia ganen tiempo, se actualicen a las exigencias de este mundo en el que ciertamente las nuevas tecnologías podrían traer más transparencia informativa. Al final del proceso pudiera suceder que, tras la resaca del presente festín, descubramos que el mundo contemporáneo, mucho más sofisticado en sus medios e instrumentos, se ha vuelto aún menos transparente y la comunidad internacional, una víctima más vulnerable a la manipulación. Por lo pronto, está en juego la credibilidad de todos los actuantes. Observemos con atención y dentro de muy poco sabremos en qué punto de la batalla entre democracia y manipulación se encuentra la humanidad al terminar la primera década del s. XXI.

2 comentarios:

Isabel Lora dijo...

Interesante lo de guerra invisible, y totalmente de acuerdo contigo, hay que estar muy alerta.
Lástima que no fueras a casa de Luz, hubo un gran debate sobre tema.

E.B. dijo...

“Guerra Invisible”...”terreno intangible”. “Labor editorial.” “Entre democracia o manipulación.”

Me apena saberme envuelta en un manejo de disponibilidad y razonamiento de información, sentimientos, esperanza y fe. A duras penas, he tenido que preguntarme, ante movimientos actuales en nuestro país, quién está detrás de todo y cuál es el contexto real de tanta información dirigida.

Lo peor de todo, es que solo puedo llegar a teorías y me quedo con el miedo de adquirir cualquier posición en el tema, ya que he podido además ser dirigida a esa conclusión. Sé que puedo equivocarme. Solo espero que al hacerlo, sea convencida de qué es lo más coherente con mis ideales y consonante con la realidad en que vivimos.