domingo, 9 de noviembre de 2008

Web de Alejandro F Aguilar

sábado, 1 de noviembre de 2008

El Ser de Salvattori Coppola

Por Alejandro F. Aguilar


“Ser en el Mundo” fue escrito entre 1986 y 2005, iniciado en suelo de una Alemania que hoy no existe y concluido en un Chile distinto al de las circunstancias que lo motivaron. No sigue un discurso testimonial. Según las convenciones que propone el autor es un cuentimonio o una nivolina… “Este Cuentimoniador incluso hasta llegó a caer en sospecha: Miguel Tipay talvez emergiera fantasmal e inasible, talvez sea un obispo, talvez un clandesta, puede y no puede su pisada enérgica marcando huellas en las corrientes de mi conciencia narrativa…”

A través de sus páginas, oleadas de sucesos, ideas y manifiestos medulares golpean inclementes la sensibilidad. Se siguen itinerarios de vidas vapuleadas por las atrocidades de aquel septiembre de 1973; los subsiguientes exilios, tránsitos, encuentros y encontronazos; epopeyas que dignificaron el destiempo consumido “fuera del lugar”…

Este libro es un grito pegado al papel; un alarido a ratos mudo, las más de las veces perturbador. Leerlo es entrar de golpe en una estancia donde los códigos se establecen sin permiso; donde las piezas de un mosaico destellan en un juego de luces y sombras que gritan sin hablar, que hablan sin que interese demasiado si se comprenden o no todos los detalles. Es el efecto lo que importa, la impronta que dejará en el cuerpo sensible del lector.

El autor no se oculta entre líneas y palabras; se deja ver; le habla al lector. Quiere que sepamos que está ahí, confundido con la voz que narra; que habla desde una verdad desgarradora que no debe olvidarse. A través de un acto escritural metaficticio ejecutado con la desesperación de un asmático, busca tatuar en la memoria de la gente un tiempo y un espacio que reclaman su ser como parte imborrable de la Historia chilena.

Por momentos la confusión y la sorpresa se confabulan. Se establece un juego perenne entre recuerdos cruzados de eventos, y fragmentos de personajes que son a veces tiernos, casi siempre dolorosos; tan pedestres como heroicos en una sola pieza. No se obvian miserias humanas ni se dramatizan cumbres épicas.

Como pecios en su insondable aislamiento; flotan los desechos de la Historia hasta que llegan a las playas de la sensibilidad. Son los fragmentos de un naufragio que se sabe partero de un tiempo mejor, un tiempo que, considera el autor, aun no se alcanza. “…Las mías son indagaciones para ser enterradas, como si se clavaran banderillas en los flancos de un toro furioso” Con fuerza incisiva el hombre/escritor/guerrero deja en esta obra pruebas de su ser y consigue por fin, hacer realidad su empeño. Con su último aliento vital da fin y firma este libro tremendo con el que responde a la pregunta heideggeriana incluida en la Epístola: “¿De qué modo ha de ser el mundo, para que pueda el “ser ahí” existir como “ser en el mundo”?

Filadelfia, comienzos de Julio de 2008