sábado, 9 de abril de 2011

Vivir el minuto

No sé si será porque estamos en abril; porque ayer vi una buena película o quizás fue que hoy me levanté escuchando Salsa de la clásica... Tal vez alguna buena conversación actuó como detonador o la revisión que hice ayer de la maqueta de un hermoso libro escrito por un gran amigo... Pudo ser incluso la ducha de esta mañana con la temperatura y presión de agua exacta... o tal vez los dos cafés expresso puntuales con los que comienzo cada día, o el recordar que hoy está de cumpleaños el viejo Saúl, hermano colombiano... En fin; así de hipersensibles somos los humanos (¿o no?).

Lo cierto es que hoy me siento feliz sin una razón clara, porque a decir verdad nada extraordinario se avizora en lo inmediato. Sin embargo, me sostiene la conciencia reafirmada en cada uno de esos hechos que mencioné antes. Es decir, veo en esas pequeñas cosas señales del imperativo de respirar a pulmón lleno a cada segundo. No por miedo a la partida definitiva, sino por amor a la vida tal y como nos la labramos a pesar de los pesares.

Y no sigo con mi canto porque no puedo permitirme abusar de las palabras; aunque confieso que no pude impedir compartir con mis amigos este sentimiento. Si de algo les sirve; si les alegra el instante o les recuerda que no podemos dejar que la vida se nos vaya mientras andamos aturdidos; ya eso sería un motivo más de felicidad.

Miro a lo que resta del día y veo una lectura, un par de horas escribiendo, la visita de algunos amigos y una buena película y todo lo demás que surja y que será bienvenido. ¿Alguna propuesta?

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