Hace un buen rato no anotaba nada por aquí. Las muchas cosas que hago por estos días, casi todas relacionadas con la escritura, me impedían llegar a este otro espacio de reflexión. Pero ayer, irritado por una mala pasada, una más, que me jugó el exagerado proselitismo religioso que constantemente agrede en este hermoso país; me decidí a manifestarme primero en Fb y ahora aquí con una nota que dice:
"Me revienta que alguien cree un grupo en Fb u otra red social bajo un tema específico, para meter cada dos minutos una cantaleta de su religión particular, cualquiera esta sea. Eso es un irrespeto a quienes tienen diferentes creencias, a los ateos y los agnósticos. Esto es un espacio público. La libertad religiosa no significa andar metiendo tus creencias por los ojos a los demás sin que te lo hayan pedido!"
Por supuesto que me limitaba al incidente concreto en el que un grupo de Fb creado bajo un tema, no sea sino una emboscada para someter a los que entren a toda una perorata cristiana. Para mi el procedimiento es deshonesto.
Debí suponer que el entrar en un tema tan sensible iba a provocar reacciones, algunas muy emocionales. Amigos que profesan la fe cristiana saltaron en defensa de la tolerancia, como si mi planteamiento hubiera sido un desafío a sus creencias. Hechas las aclaraciones pertinentes, vuelvo al punto en este espacio porque creo sano que podamos hablar, civilizadamente sobre un tema socialmente sensible aquí y en muchas otras latitudes.
Creo, es más, defiendo la libertad de credo y pensamiento. Cada quien tiene el soberano derecho a depositar su fe donde mejor le acomode. Nadie puede interferir en el pensamiento de otra persona. (si sabré yo lo que es defender el derecho a pensar libremente). Lo que creo que es totalmente reprobable es querer imponer una manera de pensar o de creer en los demás. Y a eso es a lo que se dirige mi queja. Soy agnóstico. No tengo que dar cuentas de ello a nadie pero ya que estamos en un ejercicio de diálogo pues lo digo. Sin embargo, no dejo de tener mis creencias muy particulares, algunas de ellas escapan a mi propia razón y entendimiento. No siguen ningún dogma ni escuela filosófica. Son mis íntimas y nada ortodoxas creencias y vivo con ellas en mi espacio privado. Por qué entonces tengo que soportar un predicador ambulante en el Metro, a las 8 de la mañana de un lunes, cuando aún lucho con la resaca y los gratos recuerdos del fin de semana y el rechazo a retomar las labores de la oficina? Quién le da derecho a nadie a dirigir potentes altavoces hacia un recinto universitario para acallar las clases con las prédicas de una fe cualquiera a los decibeles de una discoteca? Con qué derecho se pintarrajean las paredes y vallas de una ciudad anunciando que "Cristo viene ya" y otras consignas de igual calaña? A eso es a lo que me refiero. Ya bastante tuve en mi vida de sobreimposición de propaganda política, de la ubicuidad del mensaje sectario, como para entender lo que es la libertad en todo sus sentidos, y protestar cuando alguien trata de agredirme con su fanatismo.
Mis amigos, incluso los más cercanos, tienen cada uno sus creencias (supongo) y eso no es mi problema ni un punto de interés en nuestras relaciones. Nos queremos y aceptamos por todo lo que nos identifica y nos anima a compartir espacios en nuestras vidas. Los quiero y los respeto como son y por lo que son.
El respeto a mi/tu/su/nuestro derecho a pensar y creer en lo que se quiera sin necesidad de imposiciones, tambien es la paz. O no?
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