tag:blogger.com,1999:blog-67743458663927044062024-03-14T04:06:08.310-04:00Fijar la miradaCiudadano del mundo, residente de momento en Santo Domingo... Escritor, nómada, amante de los libros, del mar, la buena música y las buenas amistades.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.comBlogger57125tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-37005469632812207982014-04-27T10:47:00.000-04:002014-04-27T10:49:15.465-04:00El viaje más bello; el día más tristeRetomo mi maltratado blog, reproduciendo aquí un post que apareciera la semana pasada en 7dias.com.do, en atención a las reacciones y comentarios recibidos de muchos lectores. Espero poder dedicar mayor atención a Fijar la mirada y a ustedes en los días por venir.<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-j7FtfYaxdPo/U10XP6xxuKI/AAAAAAAAApk/2qNpwV0HYI0/s1600/P1020943.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-j7FtfYaxdPo/U10XP6xxuKI/AAAAAAAAApk/2qNpwV0HYI0/s320/P1020943.JPG" /></a></div><br />
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Lo más esperado de la excursión iba a ser la travesía misma. Cruzar la bahía de Samaná a vuelo de pájaro, viniendo desde las deslumbrantes playas del este de la isla, era un acontecimiento que esperaba impaciente desde que recibiera la invitación dos días antes.<br />
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Ya a bordo del diminuto avión de nueve plazas, los callados temores hicieron su faena. Por un minuto pensé en la eventualidad de un desastre y la pérdida de la preciosa carga: un joven piloto y un artista del lente, ambos dominicanos; dos empresarios y dos artistas cubanos, además de un senador de un país sudamericano y su bella familia.<br />
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La visión del paisaje fue una brisa suave que barrió toda cavilación. La naturaleza desplegó su belleza con vanidad sin límites. Fascinado, cada quien mostraba el fragmento que más le impresionaba en lo que veía. Parecíamos un grupo de escolares exaltados.<br />
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La felicidad es un estado breve, transitorio. Hoy es domingo, y el cielo arroja sobre la capital una lluvia triste, testimonio del dolor por la partida de Sonia.<br />
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Luego vino el paseo a caballo, la visión sorprendente y el baño a los pies del salto de El Limón, un almuerzo campestre y la excursión a las magníficas playas de Cayo Levantado. Demasiadas emociones en una sola jornada. Ahítos de belleza, emprendimos el regreso. Otra vez de vuelta al avión y los mismos escenarios ahora transformados por la luz del atardecer.<br />
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Entonces llegó el minuto del error. Debí decir, del horror.<br />
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Un celular que se activa y de inmediato Twitter desgrana una mala noticia tras otra. Ha fallecido el Gabo.Muere en trágico accidente Cheo Feliciano. Como si fuera poco, llegan noticias confusas sobre el estado de Sonia Silvestre. No sabemos bien si ha muerto o si aún se debate en estado crítico. Es la tragedia que se ceba a un tiempo en tres grandes artistas. La muerte de gente querida y admirada, más dolorosa que la muerte propia, parece haberse apoderado del día.<br />
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No puedo evitar asociar el turbión de emociones con aquel día13 años antes, marcado para ser un hito en mi vida como escritor. Esa tarde daría una conferencia sobre la narrativa cubana de los años noventa en la Universidad de Harvard. Cualquiera puede imaginar lo que se siente en la antesala de algo así. Pero esa misma mañana todo cambió, no únicamente mis planes, sino la vida contemporánea de casi todo el planeta. Era la mañana del 11 de septiembre del 2001.<br />
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Al interior del avión todo es tristeza y el regodeo en la belleza es asfixiado por el dolor que trae la muerte. Cuando la diminuta aeronave se posa en tierra, sigue conmigo el vértigo de la experiencia vivida y el dolor de lo sufrido tras conocer las noticias. En la noche hablamos de la vida, del arte, de los grandes que se han ido.Nadie menciona las playas, los paisajes…<br />
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La felicidad es un estado breve, transitorio. Hoy es domingo, y el cielo arroja sobre la capital una lluvia triste, testimonio del dolor por la partida de Sonia.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-3172474978742648752014-02-19T16:28:00.001-05:002014-02-19T16:28:46.465-05:00De otras formas de violencia más graves. <br />
La rabia no me abandona por estos días viendo en la TV el enfrentamiento desigual de los estudiantes y demás manifestantes con las fuerzas represivas en Venezuela, y no dejo de pensar en lo que se deba o se pueda hacer.<br />
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Cual forajidos del lejano oeste, veo a las fuerzas del régimen formadas en pandillas de motocicletas, armados hasta los dientes, amedrentando a la ciudadanía. Sufro viendo a esos matones disparar contra su pueblo, y la impotencia me ahoga. Hay que hacer algo. Pero ¿qué?<br />
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Me duele Venezuela y por muchas razones. La sufro desde mi posición de ciudadano común, exiliado de mi propia realidad. Hablo desde la persona privada que soy, sin vínculo con organizaciones políticas ni gobiernos. Hablo también desde mi cultura general, desde mis experiencias, desde mis sentimientos y emociones.<br />
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Cuando desde los años 80’s visitaba aquella bella tierra, me asfixiaba una urgencia cargada de preguntas: ¿Hasta cuándo podría tolerarse que un país tan lleno de riquezas mantuviera una situación de desigualdades tan brutales, de inseguridad ciudadana y corrupción insultante, de desidia hacia los necesitados?<br />
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No dejo de pensar en que la clase alta venezolana creó las condiciones para el advenimiento de una conmoción social. Y fue así que aquellas aguas trajeron la tormenta de Chávez y este subproducto indignante que es la borrasca de Maduro. Lógico era desear un cambio radical en la situación que prevalecía. Imposible imaginar hacia donde iría el curso de la historia.<br />
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Lo que está pasando en Venezuela desborda toda perspectiva y, dolorosamente, allí se mueven los intereses del gobierno cubano. Su presencia ofensiva en tierras venezolanas nada tiene que ver con el bienestar de la gente de ambos pueblos, ni con la caricatura de Revolución que tratan de vender ambos regímenes a los muchos compradores ingenuos.<br />
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Dolor y bochorno es lo que provocan todos ellos. Y uno empieza a preguntarse cómo es posible que ese régimen de hoy se mantenga. Cómo han logrado maniatar una tradición democrática - con todos sus defectos y corrupciones-; cuándo llegará el momento en que ese pueblo tenga un orden de cosas que diste del pasado inmediato, sin necesidad de regresar al régimen carcomido que lo engendró y le dio vida muy a su pesar.<br />
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Sé que hay muchos (incluso amigos) que aún viven la nostalgia de las Revoluciones y ven en los “bolivarianos” un aliado, un mito, una esperanza. Quizás sólo tenga que preguntarles una cosa: Si esa es una Revolución popular genuina, ¿por qué entonces ha de defenderse de su propio pueblo usando fuerzas represivas propias y cubanas?<br />
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Quizás un día las multitudes iracundas recuperen el poder ¿Y entonces qué? Nuevos reacomodos entre poderosos mantendrán situaciones de inequidad e injusticias. Ni las tales revoluciones, ni las llamadas democracias existen para beneficio de los oprimidos. La humanidad ha agotado su tiempo y debe reinventarse.<br />
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Desangrada, exhausta, saqueada, Venezuela ya no puede dar más de sí. Mientras, la gente sigue en las calles de Caracas y otras ciudades de ese país. Y nosotros pretendemos que no pasa nada. ¿Cómo podemos seguir callando? ¡Hagamos algo! Pero,¿qué?<br />
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-78703149653059143362014-02-18T07:11:00.000-05:002014-02-18T07:11:49.223-05:00La violencia cotidianaLa violencia nuestra de cada día.
La violencia se ha metido en el tuétano de las sociedades actuales. Se ha hecho cultura de vida ¿Cómo explicar si no, que las mismas personas amables y hospitalarias, tan asequibles y obsequiosas como el común, se transformen tan brutalmente en cuanto se acomodan en sus vehículos y asaltan la via pública con responsabilidad cero y alarde de violencia salvaje?
Sacándole presión al asunto, me entretengo creando una ficción mientras espero el cambio de luces del semáforo. Imagino que los vehículos alrededor han sido secuestrados por una suerte de invasores siderales, llegados a la Tierra esta misma madrugada. Es un ejército silencioso, capaz de suplantar a los terrícolas adquiriendo sus rasgos externos, y convertir sus autos en maquinarias asesinas. Me aferro al guía temiendo que la voladora de al lado utilice sus abusivas “defensas” metálicas para hacerme añicos; o que las yipetas que me preceden retrocedan violentamente para aplastarme, o que el carro público destartalado sea en realidad un “transformer” variopinto que en segundos disparará bolas de fuego en todas direcciones.
Cae la luz verde y tras esperar impaciente que el conductor de la extrema derecha se cruce delante de todos para girar hacia la izquierda, y un río de motoristas se adelante al resto; también me desplazo en linea recta y velozmente, pensándome a salvo. Entonces me pregunto si alguna de esas personas, (las reales, no los alien que imaginara), ha pensado en las consecuencias de sus actos irreflexivos; en lo que pasaría si se produce un accidente; en el dolor físico a sufrir o a infligir a otros inocentes, las pérdidas materiales, la disrupción en su propia vida y la de otras personas…
Ya se acerca otro cruce de calles cuando, con un una maniobra brusca, evito que un vistoso auto se interponga en mi camino. Me doy cuenta que avanzo a una velocidad exagerada. A unos veinte metros el semáforo enciende la luz amarilla, pero decido acelerar, como hacen los otros de la senda izquierda. No estoy dispuesto a seguir esperando. Nadie espera. Poco me importa si atropello a otro vehículo. Ya he soportado bastante y no estoy dispuesto a aguantarle @%#@$% a nadie. ¡A mi hay que respetarme! Voy a medirme con cualquiera… Voy a aplastar a todo el que se me ponga en medio… ¡Oh, oh! ¿Qué pasa? ¿Por qué me violento así? ¿Cómo explicar esta reacción en mi? Me toco el pecho y me pregunto, qué clase de alien estará creciendo allí dentro… Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-56008563727999171882013-12-10T13:03:00.000-05:002013-12-12T10:04:10.561-05:00Perla Negra y NanoAlguna gente tiene la manía de poner nombre a las cosas, a objetos queridos, artefactos íntimos y hasta a casas y autos.
Camilo, mi hermano, es uno de ellos; pero eso ustedes ya lo saben. Me consta que Perla Negra ocupa un lugar importante en sus afectos. Por eso el día que me dijo que me la vendía a un precio cómodo para que se la fuera pagando poco a poco como pudiera; vi claramente el desprendimiento que hacía con la sola intención de ayudarme.
Yo llevaba poco tiempo en el país y ya le había dado tres veces la vuelta a la Tierra andando y desandando Santo Domingo. El llevaba muchos más años y ya estaba en los trámites de adquirir un nuevo vehículo, al que llamaría Serafín, como su propio padre. Y para ser justo, he de reconocer y agradecer que pasó dos o tres meses sin auto, a la espera del que vendría, sin reclamar nada.
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-hlH-DpXDo4A/UqnQCoWml0I/AAAAAAAAAR8/aX8pi6J3IFo/s1600/IMG_20131119_084142.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-hlH-DpXDo4A/UqnQCoWml0I/AAAAAAAAAR8/aX8pi6J3IFo/s320/IMG_20131119_084142.jpg" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-XDc3WeM6M4c/UqmvrUvmcKI/AAAAAAAAARs/ib0u3C3o6EE/s1600/IMG-20131209-WA0000.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-XDc3WeM6M4c/UqmvrUvmcKI/AAAAAAAAARs/ib0u3C3o6EE/s320/IMG-20131209-WA0000.jpg" /></a></div>
Ya entendieron: Perla Negra es la "yipeta" que me salvó la vida (la laboral y la recreativa), durante los dos últimos años. Ahora, su vida útil llega al final. En un gesto heroico se sacrifica, se entrega como pieza de cambio disminuida por los dolores y achaques, para que yo pueda subirme a una de sus biznietas. No me malinterpreten; hablo de otra (casi)"yipeta", más contemporánea, pero de su misma estirpe. La acabo de bautizar como Nano, el apodo de mi viejo, ferroviario como Camilo y toda su familia. Nano es también una palabra con resonancia de nuevas tecnologías. Y es casi una descripción del aspecto de ese vehículo regordete y hocicudo que me recuerda otros que fueron entrañables.
Parecería una rareza la relación que se establece con un automóvil, más allá de las superficiales pretensiones, alardes de estatus y otras tonterías. Pero no tanto. Muchas veces de su utilidad y lealtad depende el ritmo normal de nuestra vida. Y si a usted le gusta conducir, desde el inicio se va tejiendo una relación casi simbiótica entre los dos organismos; el humano y el mecánico. Es una interdependencia que acaba creando una suerte de afecto. Es por eso que entiendo a Camilo y su adoración por Perla Negra, de la que ahora me despido con afecto. También por eso accedía, por petición suya, a escribir este post que es casi una esquela de despedida a esa compañera de vida por los dos últimos años.
En un par de días Nano andará surcando la ciudad, desafiando los peligros de un tráfico caótico, agresivo, tumultuario. Me acercará al pan y a los afectos, a la aventura más allá de los límites urbanos. Montaña y mares serán míos por instantes, gracias a ese instrumento cargado de belleza y preocupaciones financieras del que nos volvemos dependientes, adictos, prisioneros.
Ahora entiendo la manía de poner nombre a algunas cosas que se vuelven imprescindibles.
Camilo, aquí cumplo con tu pedido. Un requiem por Perla Negra. Aquí agradezco y reconozco públicamente, tu solidaridad y apoyo para con el recién llegado, el amigo, tu hermano, yo.
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-52977786953843859632013-12-07T15:39:00.000-05:002013-12-07T15:42:57.599-05:00Crónica de una tarde especialEsa tarde llegué al teatro molesto, ácido, agresivo. Apenas saludé a las personas con las que me crucé. Me hundí en mi butaca sin deseos de hablar con nadie. Había prometido a los niños de la clase de Literatura, que sus trabajos estarían expuestos en los pasillos del Teatro de Bellas Artes cuando se presentara el espectáculo resumen de esta etapa de trabajo en la comunidad de La Zurza. Les había dicho que en cada programa de mano habría un cuento breve de su autoría. Pero, por razones imprevistas, apenas ayer me explicaron que esto no sería posible. La literatura no estaría en el escenario, ni en los pasillos. Confieso que me encerré en un sentimiento de frustración que me convirtió posiblemente en el espectador más negativo que llegó esta tarde a la Sala Máximo Avilés Blonda. Le fallé a mis muchachos. Por momentos me olvidé del resto de los niños y del trabajo de mis colegas de otras disciplinas. Los míos se habían quedado sin la ilusión de ver al público hojeando sus cuentos. El dolor no se aplacaba.
Me senté en la ultima fila del teatro. Primero habló brevemente la Primera Dama y entre lo dicho saltó una frase: “el trabajo de los estudiantes de Literatura será recogido en un libro de próxima aparición...” El cristal blindado de mi negatividad se estremeció.
La función comenzó. Nada más abrirse el telón viví una experiencia de transformación. La escena, en manos de unos enanos mágicos, ejerció el embrujo que desde niño he experimentado siempre que estoy en un teatro, como público o desde la escena. De ahí en adelante las emociones fueron dando un vuelco; la percepción de que la obra estaba germinando, la obra de todos, sin exclusiones ni frustraciones, fue creciendo hasta volverse tumulto de alegrías.
Los veía actuar, bailar, cantar y no podía alejar los recuerdos del día de la inscripción, a inicios de este año que esta a punto de terminar; las fuertes impresiones que nos causaba mirarle a los ojos a niños surgidos de vivencias duras, de experiencias terribles. Pensé en aquella niña de 13 años que no sabía la fecha de su nacimiento “Nací hace poco, un lunes...”, y que llegó a convertirse en una de las más destacadas de la clase; en aquel que consideraba el momento más feliz de su vida el único día que vio a sus padres tratarse con cariño, sin peleas. O a los muchos que nunca han visto el mar viviendo en esta isla maravillosa... La escena seguía transcurriendo con actuaciones, cantos, danzas y música; y entre ellas se mezclaban las imágenes de mis colegas trabajando, esforzándose cada sábado (días que podían haber sido de asueto) para llevarle lo mejor de sus experiencias artísticas a aquellos niños. Recordaba nuestras conversaciones sobre las vivencias tristes y las alegres en ese trabajo, el compromiso por darlo todo...
Cuando me di cuenta. La obra llegaba a su fin en un estallido de cantos, luces, colores. Todos subieron a escena. Yo no pude. O<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-pcWTms7648g/UqOID8nO05I/AAAAAAAAARY/bknHgBfk8eo/s1600/foto.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-pcWTms7648g/UqOID8nO05I/AAAAAAAAARY/bknHgBfk8eo/s320/foto.jpg" /></a></div> no quise. Mis muchachos de la clase de Literatura no estaban allí y eso me dio el pretexto. Pero ya no había en mi frustración sino orgullo, alegría por los más de 200 niños que aprobaban la primera prueba que la vida les ponía hacia un camino propio más hermoso; por mis colegas que con humildad recibían los aplausos en el escenario, mezclados con sus pupilos. Vi los rostros apretados de maestros relevantes de todas las disciplinas del arte, tratando de conjurar las lagrimas. Pero sus ojos los traicionaban. Todos estaban felices. Yo no podía ser menos. Cuando cayó el telón subí al escenario y abracé y felicité a todo el que pude.
Ahora espero por el momento en que pueda llevarle las sonrisas a los míos, el día en que finalmente se vean publicados en un libro, y sepan que sus profesores, mi colega Luis Reinaldo y yo, no les mentimos. Que ellos también verán su obra, sus primeros pasos en el interminable camino del aprendizaje del arte; en las manos de sus seres queridos. Espero también por el día en que comencemos a inscribir a muchos más niños de la Zurza y tres barrios más del país que se incorporan al proyecto, para que se inicien en este camino. También yo nací en un barrio popular y sé muy bien lo que significan la educación, la cultura y el arte en la construcción y salvaguarda de la dignidad humana.
Ya despojado de frustraciones pasajeras; pienso en todo lo que hemos compartido con esos cientos de niños dominicanos, y vuelvo a ser un hombre feliz.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-41081152220339929192013-07-28T08:52:00.001-04:002013-07-28T08:52:33.553-04:00De apátridas y paraisos
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-xYIKCf5iPsQ/UfURcgw9kHI/AAAAAAAAAQA/VrHHtWTsGkI/s1600/P1020743.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-xYIKCf5iPsQ/UfURcgw9kHI/AAAAAAAAAQA/VrHHtWTsGkI/s320/P1020743.JPG" /></a></div>
Hace algún tiempo he perdido el hábito de escuchar música. Mi movilidad es casi esquizofrénica. Paso de una actividad a otra y cuando ceso, celebro la vida. La vorágine que revienta los límites del tiempo es mi manera de existir. Conscientemente he arrinconado la nostalgia por el país en el que nací. Pero hay momentos y circunstancias que me toman por asalto.
Regreso de una experiencia cuasi mística, en la que conocí el paraíso en la tierra. Constanza, en la República Dominicana. Mi hermano Camilo hace sonar en su vehículo uno de los mćs grandes álbumes de Carlos Varela. Sin darme cuenta tengo ganas de llorar y entonces comprendo, o reafirmo algo que entendí hace tiempo, que no hay nada tan poderoso como la cultura.
Me he refugiado por años en un concepto que es más una falacia que un disfraz. Me he ocultado tras el epíteto doloroso del "apátrida". Me he negado a aceptar ser parte de ese proceso decadente que se da ad infinitum en la mayor de las Antillas. Pero llega Carlitos Varela, y con canciones escritas desde los 80's hasta hoy me desenmascara; saca lo más oculto de mi. Me obliga a reconocerme en un tiempo y una cultura de la que no puedo escapar.
En los 90's, recién regresado a Cuba desde una Europa Oriental en plena ebullición y cambio, caminé las calles que Varela cantaba ya desde los 80's. Poco después del giro del milenio volví a alejarme de La Habana, esa ciudad santuario de tantos y tantos amigos dispersos por el mundo... Estados Unidos primero, y ahora el Caribe, no han podido con sus influjos y excesos desgajarme de lo que soy. Cuando comencé a escribir estas palabras, sonaba Como un ángel... Ahora mismo suena Retrato de familia y mis lágrimas no cesan, porque escucho, al decir de Camilo, la más dramática metáfora de la Revolución Cubana.
Me duele y agradezco a Carlos Varela el haber sabido leer y cantar mis propios sentimientos.
Miro el paisaje, respiro hondo y me felicito de estar vivo y seguir sintiendo pena por lo que ha sido, y esperanza por lo que quizás, tal vez, algún día será...
Cuando me escuches decir sobre el desarraigo, o dolerme por las catástrofes cotidianas, please, read my líps, estoy diciendo que quiero regresar a una isla que no existe, y que sólo sería posible cuando las canciones de Carlos Varela que aun me conmueven, o aquellas fundacionales de un Silvio Rodríguez en el que hoy no creo, se hagan realidad en una Cuba que hoy desconozco.
Minutos después nos acercamos a Santo Domingo, y la sensación de llegar a casa, aun cuando se venga del paraiso, reconfortaAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-43676003408258436462013-04-29T11:35:00.000-04:002013-04-29T12:05:28.443-04:00La mirada precisaPara los escritores; las Ferias Internacionales del Libro son importantes por razones diferentes a las del resto de los mortales. El encuentro con lectores y colegas, sí, muy bien. Algún grado de promoción para el trabajo propio, de acuerdo. Pero siempre hay algo más, un evento o suceso imprevisible que aguarda entre las multitudes festinadas, el olor de los libros nuevos y viejos, la accidentada lluvia, el posible hallazgo.
La Feria del Libro del Parque La Floresta, en 2008; me regaló el primer contacto con Chile, hermanos entrañables y una nueva amistad; Raul Zurita; con el que compartí luego en las Ferias de La Habana y Guadalajara. En esta última llegó el encuentro con el poeta estadounidense Forest Gander. La de Santo Domingo, en la que a estas altura soy un invitado más entre "los de casa", no había ocurrido nada trascendental hasta hace un par de noches. Un breve encuentro con un argentino y dos escritores cubanos; una cita para el día siguiente, un par de copas de un delicioso Carmenere (tan fresco en mi paladar desde la reciente visita a Chile) y voilà! Allí estaba el suceso. Apenas un apretón de manos, una cordialidad diáfana y un puñado de historias y memorias desbordando en la tarde dominicana a la altura de un sexto piso entre las montañas y el mar. Camilo, Alfonso y yo exaltados por la ocasión.
Confieso que siempre que tropiezo con artistas de altura; me encierro en una observación curiosa que busca desentrañar las claves de estas figuras paradigmáticas. Es mi manera de venerar el arte y a los grandes artistas. La conversación fluia entre algodones; todo lo que veía en él era una sabiduría expresada con sencillez y humildad; en palabras manejadas con la eficiencia de un escritor establecido; pero yo me impacientaba por ver a aquel hombre actuando en su propio terreno. Cuando comenzaríamos el trabajo?
Una breve espera y llegó el premio. Sin previo aviso se puso de pie. Vamos a hacer esto ya! dijo como para sí mismo. Organizó un precario "escenario" y de manera aparentemente lúdica dispuso de nosotros, simples escritores, buscando "la mirada precisa", como hacía unos minutos le había escrito en la dedicatoria de un ejemplar de El cliente tatuado, que le regalé con la secreta esperanza de que, a través del libro, supiera más del sujeto que ahora, su sensibilidad y talento iban a moldear por intermedio de su arte.
Todo terminó como si no hubiera ocurrido. En breve ya estábamos empacando, felices "de haber entrado a la posteridad" como alguno comentó medio en broma y medio en serio. Y de regreso a los predios feriales.
Un par de horas después volvimos a encontrarnos. El aliñaba la tarde desde el pabellón Libro y Cocina con insuperables anécdotas de su largo viajar por el mundo a la caza de sujetos con los que hacer lo que, apenas un rato antes, había conseguido de nosotros. Le hablaba al público agredido por la masa vocinglera que transcurría afuera; como si de viejos amigos se tratara. La gente seguía cada palabra arrobada por la gracia y sencillez de aquel argentino hablando de mundos desconocidos para casi todos los presentes. Pero parecían entender cada detalle y sonreían arrobados.
Al terminar la charla, Daniel se acercó a mí, me sorprendió con un abrazo agradecido por haberle acompañado en ese momento. Luego se perdió bajo la lluvia copiosa, apenas protegiendo sus cámaras que no su cuerpo, con un trozo de plástico improvisado. Iba animado por el encuentro que seguía, seguramente con otro escritor de los que continúan engrosando el atlas humano de la literatura hispanoamericana que decidió construir, desde hace ya más de treinta años.
Hasta hace dos días, pensaba con dolor en el artista al que Le Monde destruyó los archivos de la obra de casi toda su vida. Hoy me anima saber que Daniel Mordzinski, su arte impresionante y su calidad humana son imperecederas; y que su obra, de la que queda mucho por verse, quedará grabada en la memoria de generaciones que han disfrutado de su fotografía; y especialmente en la de los artistas a quienes entrega su talento y amistad. Gracias, Daniel!
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-60777358392887968332013-04-10T13:04:00.002-04:002013-04-10T13:47:39.848-04:00Chile al alcance de la mano<a href="http://1.bp.blogspot.com/-3u9IdkvEb5w/UWWbn9aaUjI/AAAAAAAAAN0/b0ncTlIx8LY/s1600/IMG_3799-1.jpg" imageanchor="1" ><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-3u9IdkvEb5w/UWWbn9aaUjI/AAAAAAAAAN0/b0ncTlIx8LY/s320/IMG_3799-1.jpg" /></a>
Mi semana más reciente transcurrió en Santiago de Chile. Ya comenté en mi post anterior las sensaciones durante el vuelo de ida. Al llegar, la aeronave de Copa aterrizó en Santiago y allí mismo comenzó el efecto calidoscópico que ejerce sobre mi aquella tierra. Una semana se desdobla en muchas. Cada momento tiene su propia carga emotiva.
Chile es una tierra de múltiples e intensas resonancias para mi. Por lejos que parezca estar, parece que sólo he tenido que traspasar un espejo para llegar a este mundo otro tan distante y cercano a un tiempo. Todo ello, gracias al vibrante diapasón de su historia, que viví tan de cerca ya desde mi adolescencia; a las amistades entrañables que allí mantengo a pesar de los años que han transcurrido, a ratos sin encuentros; a la manera en que entregan el afecto los que viven rodeado de las cordilleras y el Pacifico. Añádase la curiosidad que me lleva a escrutar el fenómeno de un país que atravesó una fiera dictadura, recuperó la democracia y se pavonea hoy de una economía e institucionalidad tan sólidas. Es obvio que lo primero se trata de cifras macroeconómicas y que muchas disparidades subsisten. Todo es según el ángulo desde el que se vea y la sensibilidad con que se mire. Lo cierto es que Chile siempre invita a quedarte un poco más, a regresar en un lapso cada vez más breve.
Para nombrar las cosas; puedo hablar del Toño Briones y su equipo de locos maravillosos que hace ya cinco años se lanzaron al proceso siempre incierto de echar a andar una editorial independiente. No quiero volverme técnico aquí; sólo apunto a todo lo bueno que se ha hecho en y desde Ventana Abierta, justo allí donde se piensa que nada es posible. El proyecto crece y en lo personal, en él encuentro estímulo y realización; por su autenticidad y profesionalismo; por el amor con el que cada uno de ellos emprende su tarea. El resultado en lo que a mi se refiere, han sido sendas ediciones bellísimas y muy cuidadas de dos de mis obras; hay una tercera en proyecto en un plazo breve y muchos otras ideas a poner en práctica que beneficiarán a otros escritores y amigos de las letras.
El viaje dura unas 12 horas con los trámites y tránsitos incluidos. Pero qué significan doce horas frente a tanto afecto y satisfacciones? ...frente al nacimiento de un libro, a una charla con estudiantes interesados, al reencuentro con Raul Zurita y otros amigos como el Sergio y la Pavella (a la que celebramos su cumpleaños cada día de todo una semana); o con la Paola y los "niños", tan sobrinos míos como los que más? ...el clima de Santiago, la cultura del vino incluida la visita a las viñas de Almaviva y Concha y Toro; el reencuentro con amigos del teatro y la música... Chile. Una estación a la que siempre he de volver a cargarme de afectos, energías y vivencias; para regresar de vuelta a este lado del mundo, el Caribe, donde también late, aunque de otra manera, la vida; y tantos otros afectos me esperan. Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-13271342945468400142013-04-03T11:18:00.000-04:002013-04-03T11:18:04.668-04:00De viajes físicos y mentales
Durante las dos horas y seis minutos que dura el vuelo entre Santo Domingo y Ciudad Panamá, trabajo en la edición de La vuelta a Cuba; el libro más reciente de Camilo Venegas que pronto verá la luz en República Dominicana. Es el segundo texto que me ha encomendado (debe ser que no tiene a nadie mejor a quien confiarle la tarea, digo yo); y agradezco la confianza. Pero hay algo más allá de la deferencia que debo agradecer. Sus historias me emocionan, me llevan a andar con él por esos lugares que tampoco yo he visitado en diez años, excepción hecha de un breve y vertiginoso viaje a la Feria del Libro de La Habana, hace unos cinco años, como parte de Ventana Abierta Editores, una editorial chilena; la misma que me lleva ahora a Santiago de Chile para la presentación de mi propia novela, El cliente tatuado.
Este largo viaje apenas está comenzando y ya advierto cómo estas complicidades entre escritores amigos actúan como antídoto, para mitigar las largas horas de vuelo. Pero primero y más importante aun; es que este es un ejercicio increíble, de efectos imprevistos. Uno de ellos: dejarse ir por las calles de La Habana con la expedición en la que se involucró Camilo, mientras atravieso el Caribe, al Sur de Cuba en dirección a Panamá. Esto crea un estado mental confuso y luminoso a un tiempo, como bolas de billar sobre el verde tapiz de los afectos, haciendo olvidar las coordenadas reales del tiempo y el espacio (y créanme que solo me he tomado un whisky, una cortesía de Copa que años ha, desapareció de las lineas aéreas estadounidenses).
Entro con los protagonistas de las crónicas que reviso al Floridita y con ellos me hago fotografiar junto a Hemingway, mientras imagino que abro la puerta de la habitación en Santiago de Chile y ante mi se despliega, como las alas de un pájaro, el incomparable azul del mar frente al malecón habanero. Y mientras escucho a mis amigos chilenos presentar mi libro en La Chascona -evento que sucederá dentro de dos días y, lo confieso, hace tiempo me trae emocionado- veo a Camilo en La Habana abrazar amigos comunes a quienes no he podido ver en los últimos diez años de ausencia y siento los olores característicos de esa urbe entrañable cuyos orígenes tampoco pude explicarme jamás.
La altura del vuelo no me permite distinguir el mar. No puedo hallar pistas sobre el verdadero destino en el que viajo. Sólo el mapa de la nostalgia y los afectos; de las alegrías que vivo por estos días con inusual intensidad, me indica que voy bien encaminado; me empuja amablemente a mantener mi paso.
He cambiado de avión y ahora, en medio de la noche, sospecho que allá abajo corre la cordillera andina mientras vuelvo al placer de la edición de este texto sorprendente de Camilo Venegas, mi hermano cubano en esta parte del camino, mi querido y respetado colega en las letras. Alcanzo el final del libro. La emoción de la lectura ha mantenido a raya a la otra; la del inminente encuentro en apenas unos minutos con Antonio Briones, ese otro hermano al que hace unos tres o cuatro años no he vuelto a abrazar; el cabecilla de esta conspiración literaria llamada Ventana Abierta, que sigue abriendo caminos desde Santiago de Chile.
Al frente queda siempre el horizonte y tras él aguardan, no puede ser de otra manera, los caminos de vuelta.
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-57881406829460354522013-03-20T21:51:00.001-04:002013-03-21T10:44:03.461-04:00EXTRANJERO
Increíblemente han transcurrido 356 días desde la última vez que actualicé este blog. Muchas son las razones; entre ellas, el proceso de "acabado", edición y publicación de mi más reciente novela, El cliente tatuado, que se presenta justo en unos días, el 26 de marzo en Casa de Teatro, en Santo Domingo, y luego en Chile, el 4 de abril, en La Chascona. Pero la verdadera razón es el imperdonable abandono de una herramienta de comunicación que por momentos me pareció ineficaz. Error de mi parte que quiero rectificar (en parte, culpa de la insistencia de Camilo Venegas). Ahora regreso y lo hago impelido por algo que catapultó (termino con sabor medieval este) una reacción en forma de reflexión más o menos literaria. Aquí voy con el tema de marras.
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-B0NjEAsk1tU/UUpoJpykOhI/AAAAAAAAANU/Vuam3IhMvLU/s1600/481982_4467954503739_495715910_n.jpg" imageanchor="1" ><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-B0NjEAsk1tU/UUpoJpykOhI/AAAAAAAAANU/Vuam3IhMvLU/s320/481982_4467954503739_495715910_n.jpg" /></a>
En los años 80's se hizo popular en Cuba, a veces a manera de chiste, un fenómeno extraño. A la pregunta "Qué quieres ser cuando seas grande?"; much@s niñ@s dejaron de responder con el socorrido "médico", abogad@", "ingenier@", etc. y apareció una nueva "profesión": Extranjer@! Es que nadie vivía en Cuba tan bien como lo hacían los extranjeros, seres superiores dueños de todo aquello de lo que el cubano carecía! Para entonces yo, un joven revolucionario, aun defensor de la utopía ya decadente; consideraba aquella salida como pueril, errática, o cuando menos, consecuencia de las carencias cotidianas siempre impuestas por "el asedio al país", "culpa del enemigo". Era gracioso, claro, pero sobre todo, pensaba yo, superficial, snob.
Mis tendencias nómadas se fueron fortaleciendo con el tiempo y mi conocimiento de medio mundo. Mi trabajo me permitía viajar. Mi pensamiento "monolítico" cedió espacio a las dudas. Un día me di cuenta de que había otras verdades, muchos universos, diversas miradas. Ya crecido, no me atrevía a decirlo, pero en mi cabeza yo también quería ser extranjero. Y conseguí serlo en muchos sitios diversos. Y me sentí cómodo. Viví por espacios de tiempo diversos en diferentes países; en plan de descubridor sediento de otras realidades y sus culturas. Era bueno ser extranjero y así fue por muchos años. Y así ha sido hasta hoy.
Esta misma mañana me permití insertar una nota en las redes sociales, celebrando la rotunda victoria de República Dominicana en el Clásico Mundial de Béisbol, evento que disfruté como el que más. En tono de humor, dije que si el país funcionara como su equipo campeón, sería el mejor del mundo. Este país es realmente bello y conserva muchas de las tradiciones que hacían la existencia más humana y disfrutable, aunque ya los mismos dominicanos no puedan apreciar su valor, tal vez porque lo perciben como algo natural, dado. Ignoran que el resto del mundo daría la vida por recuperarlas. Hice referencia al hecho de que para lograr ese lugar cimero, solo tendrían que arreglar algunos problemas. Luego pude comprobar que ese tipo de opinión, no gusta, y sospecho que muchos sienten lo mismo; no se sienten bien cuando los extranjeros opinan sobre sus problemas.
Pues bien; no soy aquí un turista ni alguien frívolo que viene a aprovecharse de las bondades de esta media isla. Escogí vivir aquí y aquí contribuyo todo lo que puedo. Quiero hacer mía esta tierra en la que, quizás, transcurran los últimos años de mi vida. No puedo evitar dolerme de los problemas ni ser feliz con sus logros y virtudes. Pero, descubrir que, posiblemente, solo puedo ser alguien de quien obtener los posibles beneficios de mis servicios, pero a quien no se acepte como un par, como un propio que siente, padece y opina, me hace pensar en aquellos niños que alguna vez respondieron a la pregunta de marras: "Cuando sea grande quiero ser extranjero". No quiero juzgar pero, esa hipersensibilidad (que no es únicamente dominicana); me llevara a dar la misma respuesta?
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-45723164576443631922012-03-29T13:35:00.000-04:002012-03-29T13:35:00.376-04:00Mi "relación" con Mario<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-N6ZKMc_KKN8/T3ScymD7_UI/AAAAAAAAAK0/hEQh38ByMWU/s1600/9861933.jpeg" imageanchor="1" style="clear:left; float:left;margin-right:1em; margin-bottom:1em"><img border="0" height="320" width="211" src="http://4.bp.blogspot.com/-N6ZKMc_KKN8/T3ScymD7_UI/AAAAAAAAAK0/hEQh38ByMWU/s320/9861933.jpeg" /></a></div><br />
Apremiado como estoy en estos días por obligaciones profesionales y literarias, echo mano a un recurso que creo válido. Quiero compartirles, con permiso de mi amigo Amir Valle, mi contribución al numero 15 de la Revista Otro Lunes, en la que se me pidió, junto a otros escritores de diferentes latitudes, escribir sobre el acto trascendente y de justicia en el que se concedió a Mario Vargas Llosa, el Premio Nobel de Literatura<br />
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http://otrolunes.com/archivos/15/php/punto-de-mira/punto-de-mira-n15-a03-p01-2010.php<br />
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(si el link no se abre, copien y peguen... ya saben)<br />
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La Feria del Libro de Santo Domingo ya está próxima (uno de los motivos de mis apremios por estos días) y quizás esta suerte de entrada reciclada sirva de abreboca para aquellos que acuden a las Ferias en busca de las obras de este insigne peruano. Espero me perdonen el pecadillo cometido. Con afecto siempre.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-30920108394087176262012-03-16T14:57:00.000-04:002012-03-16T14:57:44.500-04:00Mi(s) abuelo(s)Hace mucho tiempo, tanto que no recuerdo los detalles del texto; escribí un pequeño ensayo sobre la condición de ser un hombre que crece sin abuelos. Cuando nací, tanto el paterno como el materno ya habían fallecido. Un aciago día comprendí lo impactante que puede ser esa suerte de orfandad. Ahora el director Albert Xavier con su magnífico corto “Mi abuelo” ha vuelto a remover ese sentimiento de una manera muy especial: con un homenaje a la abuelidad, que tambien me toca de cerca (ahí están mis nietos Joelito, Angie y Sophie para demostrarlo).<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-POipnsDVVf8/T2OMonMgAlI/AAAAAAAAAKo/d5H7PdFf30A/s1600/DSCI0190%2B%2528Medium%2529%2B%25281%2529.JPG" imageanchor="1" style="clear:left; float:left;margin-right:1em; margin-bottom:1em"><img border="0" height="320" width="302" src="http://4.bp.blogspot.com/-POipnsDVVf8/T2OMonMgAlI/AAAAAAAAAKo/d5H7PdFf30A/s320/DSCI0190%2B%2528Medium%2529%2B%25281%2529.JPG" /></a></div><br />
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Desde un mismo banco, frente a un mar que parece haberse amansado para contemplar la escena, un abuelo (un maestro del oficio como Miguel Angel Martinez) y su nieta favorita (la vibrante Isabel Polanco) hacen un viaje a través del tiempo,<br />
de la mano de ese amor tan único como el que puede darse entre abuelos y nietos. Sin recursos lacrimógenos ni abigarramientos innecesarios; el dominicano-americano Xavier le canta a la necesidad y la posibilidad de defender los sueños por imposibles que parezcan. Los actores salen airosos en el desafío de mantener la tesitura emocional, con gracia y frescura. La cámara trabaja con limpieza y buen tino, de la mano de un director empeñado en fotografiar los sentimientos y poner todo el esplendor de la realidad en función de estos.<br />
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“Mi abuelo”; el corto, triunfa en la prueba. Si mis palabras no fueran suficiente crédito; ahí está la invitación al Festival de Cannes, a cuya muestra acude por primera vez una obra de autoría y temática dominicana. Auguro que en su exhibición, muchos espectadores harán el periplo que yo mismo hice en la noche de apertura de la Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo; cuando la belleza y el tema de la obra me devolvieron a aquel tiempo, tan lejos ya, en que escribí un pequeño ensayo sobre la dolorosa condición que me tocó de ser un hombre que crece sin abuelo y, como los personajes en el corto de Albert, sufre la pérdida pero no deja jamás de soñar y de hacer por alcanzar los sueños.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-90970795223936269342012-03-11T17:27:00.001-04:002012-03-11T17:30:56.172-04:00Es domingo y llueve<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-EkuhMj3eNZM/T10ZaRTPBQI/AAAAAAAAAKY/OAN7lMjoRBE/s1600/P1050593.JPG" imageanchor="1" style="clear:right; float:right; margin-left:1em; margin-bottom:1em"><img border="0" height="240" width="320" src="http://4.bp.blogspot.com/-EkuhMj3eNZM/T10ZaRTPBQI/AAAAAAAAAKY/OAN7lMjoRBE/s320/P1050593.JPG" /></a></div><br />
Es domingo y llueve, pero no es como cualquier domingo de lluvia.<br />
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Algo tremendo se prepara. Lo siento. Tal vez solo respondo a las emociones de lo bueno y lo malo recién vivido; o a la intuición de lo nuevo y lo positivo que se acerca. Pero hoy es domingo y siento cada segundo como una inyección de proteína para el espíritu; y cada gota de agua cae como un elixir que cura heridas, alivia desencantos, estimula la percepción de lo bueno que acecha siempre ahí, al alcance de la mano, esperando ser descubierto por el olfato avisado...<br />
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No me creas. Todo puede ser engañoso. Mañana puedo no estar vivo. Quién puede anticiparlo? En estos días un amigo habla constante y alegremente lo efímero de la vida; otro escribe poemas a la mujer que ama y mi hijo ha crecido en el amor a su hija que hace dos días cumplió su primer año. Mi hija no le pide demasiado a la vida pero la vive con alegría y la enfrenta con entereza. En torno a mi bullen los proyectos que me invento y otros que salen a mi paso. Escribo, leo y padezco menos las vicisitudes cotidianas no importa si aumentan o disminuyen.Ya no advierto esos cambios. Amo y soy amado, celebro cada minuto y aun... me queda tiempo en este domingo de marzo para disfrutar la lluvia, con esa mezcla de alegria y tristeza que producen su sonido alegre y la grisura del dia. Escucho a Ellis Regina tejiendo su voz entre las gotas de agua "Son dois pra la, dois pra ca..."<br />
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Es domingo y llueve. No te dejes llevar por sentimientos oscuros. Detrás de ese gris, y del agobio; de los horrores y las malas noticias, las estrecheces y la confusión... la vida se prepara para ser vivida y hay que celebrarla. No te engañes; respira profundo y vive a fondo este momento! <br />
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No hay mañana sino un hoy permanente... mientras dure. Después; el final. No hay más.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-35987803381930300222012-02-21T14:07:00.002-05:002012-02-21T14:07:53.025-05:00Justicia poética VS nacionalismos estérilesPara escándalo de algunos amigos, no tengo empacho en reconocer que rechazo las viejas nociones y conceptos del nacionalismo, la patria, las generaciones literarias... y otras de las que en alguna ocasión ya hablé. Soy de los cubanos que siente vergüenza ajena cuando alguien nacido en Cuba habla y actúa con aires de superioridad y da por establecido que esa isla en la que nacimos es el ombligo del mundo, o como dicen por aquí “la última coca cola del desierto” (esto sería casi sarcástico, tratándose de Cuba). <br />
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Hace poco me dio tristeza algo que me dijo una joven dominicana: "Usted es una persona modesta porque siendo cubano, dice que los dominicanos somos iguales a ustedes" Me dolió esa percepción errónea que vaya a saber como surgió y de que materia se alimenta, aunque sospecho que tiene que ver con la baja autoestima, esa enfermedad tan extendida en estas tierras. Entendí, quise entender, que ella trataba de mostrar la simpatía que ciertamente profesa la mayoría de los dominicanos hacia la gente de esa otra isla en la que nací. <br />
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Debo confesar que en las escasas ocasiones en que mi nacionalidad me ha suscitado algún regocijo, ha sido siempre a partir de pequeñas acciones individuales o en muy específicos eventos históricos o culturales. Quién no va a sentirse feliz de ser conciudadano de Bebo y Chucho Valdés, de Lezama, Virgilio y Cabrera Infante; del Beny y Pablo Milanés... en fin.<br />
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Anoche viví un momento así. En la atmósfera ciertamente relajada y casi siempre edificante de la tertulia que conduzco los lunes alternos en Casa de Teatro; el escritor e intelectual dominicano Nan Chevalier elogió la tradición de la crítica cultural en Cuba. En su brillante exposición, la contraponía amargamente a la precariedad de esa área del pensamiento en República Dominicana. Y alguien de la concurrencia saltó de su asiento. Sus palabras no buscaban exaltar a unos en detrimento de otros, como casi siempre ocurre en esas pujas nacionalistas tan frecuentes como improductivas; sino a dejar establecida con argumentos, la posición cimera del intelectual que fuera Pedro Henríquez Ureña.<br />
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Fueron apenas unas palabras en medio de una noche de riquísima charla sobre literatura, música, arte en general... pero sentado allí frente al grupo, escudado por el contraluz que provocaba la lampara que ilumina a los invitados; tuve un momento de goce discreto. Un cubano había hecho justicia reconociendo a ese ilustre dominicano de estatura continental (en el grupo corrió un aire de satisfacción, de sano orgullo). Todos concedieron y la conversación siguió sin que nadie apelara a los clisés de las trincheras nacionalistas. Pensé en Martí por aquello de “honrar, honra” y agradecí a Camilo Venegas su atinada intervención. Camilo, ustedes lo saben, es cubano.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-35764551387510049862012-02-13T09:54:00.000-05:002012-02-13T09:54:35.273-05:00Promiscuo universo de las letras.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-qFfg1fdpIRg/Tzki6bo9CWI/AAAAAAAAAKA/RkVYZDpRt0g/s1600/IMG10145.jpg" imageanchor="1" style="clear:left; float:left;margin-right:1em; margin-bottom:1em"><img border="0" height="240" width="320" src="http://2.bp.blogspot.com/-qFfg1fdpIRg/Tzki6bo9CWI/AAAAAAAAAKA/RkVYZDpRt0g/s320/IMG10145.jpg" /></a></div>Este fin de semana anduve de retiro literario. En San Francisco de Macorís, en una colina fuera de la ciudad, entre plantas de cacao y otras raras especies (por primera vez en mi vida vi una planta de pimienta); pude aislarme de eso que llaman el mundo real para hundirme en el otro, el mundo ficcionado por varias decenas de narradores. <br />
Cada uno una voz, y muchas voces; cada quien un puñado de vivencias diversas; disimiles formas de expresarse, unos mas avezados que otros... Una vez más me asaltó la sorpresa que causa en mi cada buen texto; el descubrir esa mirada distinta, ese verbo revivido en el uso original que le da un autor de valía. Me reafirmé en la idea de que no puede trazarse una linea divisoria clara, una clasificación precisa que nos convierta en fría estadística, una etiqueta falsa, un mapa borroso. Y aprendí. Escuché textos fallidos de autores de cierta experiencia, textos luminosos de principiantes certeros, disfruté de la imaginación que trueca cualquier hecho sencillo en historia épica, en drama humano universal. Sobre todo aprendí de la sencillez de muchos, de la entrega esforzada de otros que aun no encuentran su voz. Aprendí de la camaradería y el desprendimiento, de la hospitalidad de los anfitriones y de las maravillas que guarda una vida sencilla, modesta, sin pretensiones. Recordé aquella experiencia hoy extraña por los caprichos de la vida contemporánea, que es andar por senderos entre arboles, ver el cielo plagado de estrellas, sentir los ruidos de la naturaleza. De esto y de muchas otras cosas aprendí. <br />
Siempre y de todo se aprende. Pero sobre todo me afinqué en la certeza de que no hay mejor mundo que el aparentemente solitario y todopoderoso de quienes contemplan la vida con ojos diferentes y son capaces de cantarla con palabras que suenan a nuevas, a recién creadas. No importa cuántos siglos hayan estado ahí, repetidas hasta el cansancio, pero siempre renovadas de la mano de un escritor que hace de la palabra su entrega y realización. Su vida. <br />
Este fin de semana de agotadoras sesiones de lecturas e intercambio, de pocas comodidades y ningún contacto con el mundo exterior; este fin de semana en el que se dilapidaba la vida y la voz de Whitney Houston, Grecia ardía y la oposición venezolana elegía un candidato único; me di un poco más (si es posible) a esa amante perversa que no me deja mentir, ni escapar; que por veinte años apenas, no me ha permitido cejar en el intento de ser yo mismo tan buen amante como ella, la palabra certera, la literatura. Y sé que no estoy solo. Y tal promiscuidad me alegra.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-27071095554900847692012-02-04T11:14:00.001-05:002012-02-04T11:35:29.032-05:00La hora de los hornos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-KM_di5PHfKw/Ty1ddHVlcuI/AAAAAAAAAJQ/FTbddIUbp2U/s1600/P1030125.JPG" imageanchor="1" style="clear:right; float:right; margin-left:1em; margin-bottom:1em"><img border="0" height="240" width="320" src="http://1.bp.blogspot.com/-KM_di5PHfKw/Ty1ddHVlcuI/AAAAAAAAAJQ/FTbddIUbp2U/s320/P1030125.JPG" /></a></div><br />
Ayer supimos que, a pesar de que la Presidenta de Brasil le otorgara la visa a Yoani Sánchez, la corajuda bloguera no recibió (por decimonovena ocasión) el permiso de salida que debe otorgarle quien determina las vidas de todos y cada uno de los individuos en Cuba: el poder militar. Por otra parte, las redes sociales daban cuenta de un incidente ocurrido en Santo Domingo el pasado 28 de enero, que se saldó con una bofetada propinada por el Embajador de Cuba a un ciudadano cubano residente en la República Dominicana. Hoy despertamos con el festinado anuncio de la salida a la luz de unas memorias del caudillo cubano. Me pregunto qué subyace tras esta especie de ofensiva; esta revuelta agresiva en varios flancos. Acaso resuena la marcha triunfal de un régimen, o se escucha su pataleo decadente ante un final inevitable? <br />
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En mi entrada anterior en este blog mencionaba “esa ilusión que aun mantenemos algunos; la de que este mundo, por mal que parezca estar, no ha perdido del todo cierto sentido de decoro... ni la capacidad de enfrentar lo inevitable con el absurdo del gesto poético, con la ilusión de un futuro posible y digno”. No puedo sino pensar que pronto Yoani y todos los cubanos de dentro y de afuera podrán entrar y salir de la isla libremente, sin depender del visto bueno de los gendarmes que hoy determinan sus vidas; expresarse sin temor a que sus ideas por diferentes que sean, puedan ser acalladas con violencia; recuperar las memorias de varias generaciones en su reencuentro con su país, con su cultura de vida y con la historia... O acaso sueño?Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-36786838472366805852012-01-26T18:19:00.000-05:002012-01-26T18:19:38.678-05:00Del gesto poético y el futuro posibleLa Presidenta de Brasil acaba de otorgar visa a Yoani Sánchez para que visite aquel inmenso país. Hay una hermosa parábola alrededor de las experiencia vitales de ambas mujeres: sus actitudes como frágiles muchachas enfrentando, en distintas épocas y diferentes circunstancias, al poder castrense.<br />
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Y me gustaría quedarme ahí, contemplando lo bello de la imagen en un plano cerrado que nos permita ignorar las posibles tramas que se mueven alrededor de ese gesto.Por ejemplo, en las noticias no se dice nada de si la corajuda bloguera recibirá el permiso de salida que debe otorgarle quien determina las vidas de todos y cada uno de los individuos en Cuba: el poder militar. Hay sí, algunas consideraciones sobre las posiciones políticas de Dilma Rousseff que refieren su independencia de criterio con relación a su mentor político, el ex-presidente Lula; y su distanciamiento de Irán mientras se acerca ligeramente a Washington en materias de interés bilateral... Seguramente hay más entre telones; pero no quiero permitir que nada de eso empañe la hermosa visión de esas dos mujeres, desde distintas latitudes, desafiando al poder que limita la libertad.<br />
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Ahora recuerdo esa imagen que quedó tatuada en mi memoria; la del hombrecito que desafiaba en el verano de 1989 a los tanques que iban a aplastar la rebelión estudiantil en la Plaza Tia Nan Men de Pekin. En más de una ocasión aventuré mi convicción de que aquel hombre debió ser un poeta. Luego cayó en mis manos un documental que buscaba indagar sobre su identidad. Al parecer nunca pudo saberse a ciencia cierta; pero un sin número de teorías trataron de conceptualizar un gesto que no requería de análisis. Allí estaba la frescura, la convicción y el arrojo de un hombre que creyó en su capacidad de detener, con apenas sesenta kilos de humanidad estremecida, toneladas de hierro y miles de caballos de fuerza empujadas por la ceguera de un régimen vetusto e inhumano.<br />
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Y así llueven las imágenes iconográficas que van construyendo esa ilusión que aun mantenemos algunos; la de que este mundo, por mal que parezca estar, no ha perdido del todo cierto sentido de decoro; ni la capacidad de enfrentar lo inevitable con el absurdo del gesto poético, con la ilusión de un futuro posible y digno. O acaso sueño?Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-65881770421736110002012-01-02T06:28:00.000-05:002012-01-02T06:28:49.677-05:00Cada vez un nuevo comienzoNos hemos adaptado física y mentalmente a los ciclos naturales y las convenciones que los definen de tal modo que seguirlos, produce en nosotros curvas emocionales y cambios de actitudes. A veces, cuando parecemos desesperanzados; un simple giro en el almanaque puede devolvernos el optimismo. Vale la pena pues seguir (sin fanatismos) esos ciclos, sacar de ellos todo lo provechoso, lo que nos limpia, aligera e impulsa.<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-Tdw6HnxE0w0/TwGUOWPqslI/AAAAAAAAAIc/3q8HX81pJPQ/s1600/2011.jpeg" imageanchor="1" style="clear:left; float:left;margin-right:1em; margin-bottom:1em"><img border="0" height="240" width="320" src="http://3.bp.blogspot.com/-Tdw6HnxE0w0/TwGUOWPqslI/AAAAAAAAAIc/3q8HX81pJPQ/s320/2011.jpeg" /></a></div><br />
2011 fue un año raro. Hubo tragedias, pérdidas, enfermedad, logros, luchas, éxitos, muchos momentos maravillosos y otros difíciles... Mientras hago esta relación me doy cuenta que podría hablar de cualquier otro año de igual manera... Pero es que el paso a un nuevo período de tiempo pone de relieve estas valoraciones; y al ser las experiencias mas cercanas, su dimensión crece. El lado bueno de este efecto “óptico” para nuestra mente; es que nos aúpa a tomar medidas para tratar de cambiar las cosas para bien.<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-_xJ017Wo6ek/TwGUObFceBI/AAAAAAAAAIk/3AgeUdOGgSc/s1600/malecon.jpeg" imageanchor="1" style="clear:left; float:left;margin-right:1em; margin-bottom:1em"><img border="0" height="213" width="320" src="http://1.bp.blogspot.com/-_xJ017Wo6ek/TwGUObFceBI/AAAAAAAAAIk/3AgeUdOGgSc/s320/malecon.jpeg" /></a></div><br />
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2011, por ejemplo; me escamoteó mucho tiempo para escribir, pero leí un poco más de lo acostumbrado. Darme cuenta de ello me impulsa a proponerme escribir más y, por supuesto, continuar leyendo. Ya tengo en mente tres proyectos: una biografía ficcionada, una nueva novela sobre lo que el deseable (y necesario) avance de la contemporaneidad nos quita... o algo así, y un guión de cine. Tengo ya una lista de libros que debo leer, la mayoría reposando ya en la mesa de noche a la espera de mi asalto... Y debo reformular la tertulia de los lunes que se ha convertido en parte importante de mi hacer.<br />
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Con tal arrancada me digo que 2012 será un buen año y espero que también lo sea para ti, amig@ lector/a de este blog que, como cada enero, promete ser más sistemático y constante para terminar extraviando en los avatares de la rutina. Sucederá lo mismo con mis predicciones? Espero que no. Esta vez no. Algo especial está llegando y ya tengo mi percepción abierta para descubrirlo, para vivirlo a fondo. Coincides conmigo? Comparte entonces tu mirada, que de eso se trata este blog. Ah! y felicidades por el ciclo que se inicia. Mis deseos de todo lo mejor para ti y los tuyos en los días que vendrán!<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-l0U33APVziU/TwGUOi6H_tI/AAAAAAAAAIw/uPDY74LekJg/s1600/2012.jpeg" imageanchor="1" style="clear:left; float:left;margin-right:1em; margin-bottom:1em"><img border="0" height="200" width="320" src="http://1.bp.blogspot.com/-l0U33APVziU/TwGUOi6H_tI/AAAAAAAAAIw/uPDY74LekJg/s320/2012.jpeg" /></a></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-42844047418914003762011-12-11T22:10:00.000-05:002011-12-11T22:10:20.353-05:00De la vida y los abrazos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-F15kafZfipM/TuVqODnKmwI/AAAAAAAAAIM/pSwGQjhsB74/s1600/Amigos%2Ben%2Blas%2Bmalas.jpg" imageanchor="1" style="clear:left; float:left;margin-right:1em; margin-bottom:1em"><img border="0" height="320" width="238" src="http://2.bp.blogspot.com/-F15kafZfipM/TuVqODnKmwI/AAAAAAAAAIM/pSwGQjhsB74/s320/Amigos%2Ben%2Blas%2Bmalas.jpg" /></a></div><br />
Dos meses sin pasar por aquí, y en el ínterin, un suceso inesperado que pudo marcar la diferencia, <br />
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Ya han transcurrido cuatro semanas desde aquel día en que un hematólogo, sentado al lado de mi cama de hospital, entendió necesario explicarme el punto de gravedad en el que estaba mi salud. Escogía las palabras aun tratando de ser sincero pero sin excesos; especialmente cuando quería connotar cuán cerca estaba de un desenlace indeseable. Para mi ya el tema está agotado. Amigos, colegas y familiares me han pedido muchas veces escuchar el relato con lujo de detalles; con la sana morbosidad que provoca escuchar a aquellos que han merodeado las fronteras entre el estar y el ser historia. <br />
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Ya tienen los antecedentes. Ahora voy al punto. Pasar de la normalidad de los días, al turbulento progreso de una enfermedad tropical para mí desconocida fue una suerte de tortura que de todos modos me tomé a la ligera. Me traicionó mi natural resistencia a considerarme un paciente o a acudir a un hospital en busca de ayuda. Casi pago caro por ello. Las cosas se complicaron. En un momento se hizo evidente que la situación era de cuidado; fue justo cuando el hematólogo me hablaba pretendiendo evitar toda emoción y fue ahí cuando sentí la urgencia. Cómo avisarle a mis hijos, a mi hermano, a demás familiares y amigos ante la eventualidad de que ya no nos viéramos más? Que asuntos se habrían quedado pendientes que requirieran de mi imprescindible atención para no dejar nada sobre hombros ajenos?...Seguramente exagero, pero en una situación así... <br />
<br />
Confieso que entonces no pensé en nada de eso que el cliché pregona: No cuestioné mi vida ni pensé en grandes metas dejadas de cumplir (Para eso vivo de acuerdo a como pienso y siento, para no sufrir arrepentimientos ni lamentar lo que hice o dejé de hacer). No transcurrió mi vida ante mis ojos como un videoclip desenfrenado. Tal vez mi mente registró algún paisaje entrañable, una playa, un cielo, las callejuelas de una ciudad colonial...Pero la angustia fundamental vino a causa de los abrazos; esos que me hicieron abandonar una cultura anglosajona para regresar a mi ámbito natural en el Caribe. Mi angustia seguía siendo: Si he de irme, cómo voy a hacerlo sin despedirme de mi gente entrañable sin un buen abrazo? Creo que fue esa urgencia la que me insufló las fuerzas para resistir. <br />
<br />
A la mañana siguiente mi estado era aun peor; pero contra toda lógica, sin más síntomas que la preocupación por el peligro que no se disipaba. En la tarde y sin previo aviso, comenzó a revertirse el cuadro clinico levemente, pero lo suficiente como para que sintiera con fuerzas que no es tan mala idea amar la vida como siempre he hecho; y celebrarla como cada dia aprendo a hacer. <br />
<br />
Una vez que comencé a recuperarme ya no me detuve. Ahora soy consciente de que, como una consecuencia lógica de la experiencia, algo en mi ha cambiado. La conciencia de nuestra fragilidad como sistema vivo; la certeza de la volatilidad del tiempo; el comprender con más claridad que los afectos, los placeres y el estar bien con uno mismo son más importantes que cualquier evento, posición, posesión o meta. Ahora entiendo mejor el "al paso" de los dominicanos; ese sentido del vivir aparentemente irresponsable que privilegia el goce cotidiano contra viento y marea...<br />
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Esto es sólo el inicio. Más consideraciones sobre el tema llegarán con los días y seguiré compartiéndolas. Si les interesa. No todo el mundo tiene la oportunidad de acercarse a la puerta que conduce a "lo que sigue", que para mi es la nada...y mucho menos el privilegio de poder cerrarla y quedarse de este lado, en esto que tenemos tan valioso, aunque casi siempre dejamos escapar entre los dedos, distraídos o confundidos, temerosos y desorientados...Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-16401533824280910782011-10-13T17:47:00.000-04:002011-10-13T17:47:57.905-04:00El punto en el cual me halloUf, la rutina de escribir! El aparente abandono! Este blog que hace poco <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-7YemFUNBFaI/TpdbvOy1CBI/AAAAAAAAAHg/pDtDUMCkJZc/s1600/P1070547.JPG" imageanchor="1" style="clear:left; float:left;margin-right:1em; margin-bottom:1em"><img border="0" height="240" width="320" src="http://3.bp.blogspot.com/-7YemFUNBFaI/TpdbvOy1CBI/AAAAAAAAAHg/pDtDUMCkJZc/s320/P1070547.JPG" /></a></div>más de un mes no recibe un post de su autor... Qué ocurre? Nada grave; apenas el vértigo de los días, la variedad de medios para comunicarse y de formas de arte para expresarse... Cierta desidia que acompaña las horas de reflexión y análisis, el barajar de temas, unos tan seductores como otros, y... lo confieso, mi renuencia a aceptar la esclavitud de lo estrictamente periódico.<br />
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Afuera; ocurren cosas que toma tiempo asimilar. La conciencia de que estamos en medio de un proceso de cambios en la forma de funcionar las sociedades, de articularse el mundo, de relacionarnos con el entorno y las tecnologías...<br />
<br />
Adentro está todo lo que aquello implica para nuestra psiquis, la forma de entender nuestra existencia; la manera de relacionarnos los humanos... Todo gira alrededor y es difícil captar el matiz más importante porque pocos fenómenos son hoy estables, mucho menos imperecederos...<br />
<br />
Hacia donde vamos? Qué es lo que importa? Qué es lo esencial y qué lo fatuo?<br />
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Después de poco más de un mes regreso y no vengo cargado de propuestas y respuestas. Por el contrario, el baúl está repleto de preguntas. Eso es lo importante. Y tú que piensas?Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-5877658118379911992011-08-24T07:42:00.000-04:002011-08-24T07:42:01.115-04:00LibiaDebió ser el año 90 más o menos cuando una celebración estudiantil internacional me llevó a Trípoli.Más de dos décadas han transcurrido cuando sigo las noticias en la prensa y las redes sociales y saltan en mi mente los recuerdos. La sensación de inmensidad y vacío de aquel país; los absurdos de una doctrina que hasta ahora regía la vida de sus habitantes... “Hacer una fiesta (o un partido?) es dividir la sociedad”, rezaba una placa metálica a la entrada del hotel. Cualquiera fuera la traducción de ... “a party”...me resultaba un absurdo. La prohibición absoluta del alcohol, una falacia. Alguien me comentaría luego: Antes de la Revolución de Gadafi solo había 100 libios que no bebían. Ahora, hay unos 50...” <br />
Hubo un acto masivo en la Plaza Verde en el que mi condición de invitado internacional me puso en la incomoda posición de tener que hablar en ingles. Entonces apenas chapurreaba esa lengua y debí reducir mi intervención a un puñado de frases reconocibles mal pronunciadas. Ello me salvó. Un diplomático venezolano y hombre de negocios petroleros que se identificó con mi acento y se compadeció ante mi embarazo, me invitó a compartir con él, ocultos en el patio de su embajada; una valiosa botella de Ron Centenario. <br />
Recuerdo la negativa de mis anfitriones a dejarme regresar a Europa al día siguiente de la celebración estudiantil. Era su huésped y solo podría viajar de regreso usando la aerolínea estatal libia. Próximo vuelo? En una semana. Me propondrían (sin opción a rehusar) un programa de visita a ruinas romanas o fenicias y a algunas obras sociales. También me invitaban a una conferencia de jóvenes de países árabes a la que debí asistir , y de la que tuve que desertar en menos de media hora. Era el único no árabe allí y no tenían traducción simultánea... <br />
Agotar los días de una semana interminable en un hotel en el que el bar ofrecía por toda bebida una suerte de soda de naranja salobre y solo admitía la entrada de hombres no era mi idea de la distracción. Frente a mi ventana, el minarete de una mezquita me asaltaba cinco veces al día con los rezos del Islam lanzados furiosamente a través de unos parlantes con amplificadores de alta tecnología... La televisión transmitía incesantemente discursos de Gadafi e imágenes alegóricas a su Revolución... Una especie de salvación me llegó al tercer dia. Entre los invitados que habían quedado rehenes de la espera del vuelo de regreso, había un grupo de estudiantes españoles. Enseguida me aceptaron entre ellos y compartieron su tesoro: Habían conseguido entrar vodka al país camuflada en grandes botellas de agua de colonia. Disfruté más aun de la presencia de una muchacha tan bella como enigmática, que le dió sentido a mi estancia. Observarla, acercarme, o simplemente hablarle, era toda la motivación que pude hallar en aquel absurdo que me asfixiaba<br />
En medio de todo recuerdo con dolor un incidente. Un día nos llevaron a todos a visitar una enorme planta de potabilización de las aguas marinas, para mostrar así “la gran obra transformadora del líder libio” Allí coincidimos con otros visitantes; un grupo de jóvenes africanos. Animado y curioso me acerqué a ellos. Fue entonces que supe que eran eritreos, y la vergüenza me aplastó. Tropas de mi país habían apoyado a Mengistu, el recién derrocado dictador etíope, participando masivamente en la guerra contra este pueblo, uno de los más pobres del planeta... No supe qué decir. Aproveché cualquier pretexto para alejarme conmovido. Ellos no llegaron a enterarse de mi nacionalidad... <br />
Dos días después volaba por fin de regreso a mi lugar de residencia en Europa con una sensación de alivio y extrañeza; convencido de haber estado en el país más absurdo de la Tierra. Ahora, mientras leo sobre la caída del régimen libio y aun escucho las bravatas de un Gadafi oculto en algún sitio indeterminado; pienso en todo lo ocurrido en los últimos días en aquel país. No alcanzo a creer en la pureza de un levantamiento espontáneo de los libios ni en el altruismo de los países de la OTAN en su intervención “humanitaria”; pero veo otra vez ante mi un caso de algún tipo de justicia histórica, en el que cualquiera sea la suerte de los libios en lo adelante, al menos ha caído un dictador más, uno de esos que asumen la representación de un pueblo con el único fin de dominarlo y satisfacer su propia megalomanía y ambiciones. Aunque no me trago las historias de la democratización y justicia apoyada por Occidente (ya salen a la luz los planes de inversiones del capital europeo, sobretodo del francés y el italiano); respiro aliviado porque el mundo tiene hoy un dictador menos y una (aunque muy frágil) oportunidad más para la vida en democracia en un territorio tan basto, enorme e inhóspito como el de Libia. <br />
Queda por ver si el pueblo, una vez más, se equivoca. O no.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-15829417472026460752011-08-04T12:51:00.000-04:002011-08-04T12:51:14.119-04:00Negros de mentira y blancos de verdadBajo la lluvia que desde anoche no deja de caer como resaca de la esquiva tormenta Emily; un frutero haitiano pasa anunciando sus productos. Encerrado en casa ya por veinticuatro horas a la espera del sol; la imaginación se activa, el pensamiento vuela. <br />
Una de mis reflexiones recurrentes gravita alrededor de la República Dominicana. Trato de entender, de asimilar la atmósfera cultural, histórica, social... en la que vivo. Y he aquí que una amiga me hace llegar un artículo escrito en 1994 por Federico Henríquez Gratereaux. Lo leo. Al inicio me entusiasma el enfoque de un problema tan sensible para la gente de aquí y para quienes queremos entender. Hallo razones válidas sustentadas por la historia, la razón, la logica... Luego voy descubriendo claves que provocan mi disidencia y al final, parte de las conclusiones basadas en presupuestos erróneos o inexactos. De todos modos me entusiasma ver un documento que brinde un punto de partida para el análisis, sin los apasionamientos de las discusiones afincadas en las emociones y los prejuicios. Y se me ocurre traer aquí el documento con la esperanza de que otras voces se unan al debate, y me ayuden a comprender mejor este ámbito que ya voy haciendo mío. Perdonen lo extenso del articulo del Dr. Gratereaux; la importancia del tema merece nuestra paciente atención:<br />
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NEGROS DE MENTIRA Y BLANCOS DE VERDAD<br />
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<br />
<br />
Federico Henríquez Gratereaux<br />
<br />
Por Federico Henríquez Gratereaux<br />
Periodista y ensayista dominicano. Miembro de la Academia Dominicana de la Lengua y Correspondiente de la Real Academia Española. Premio Nacional de Ensayo.<br />
<br />
Haití es el otro lóbulo de nuestra historia. En los últimos 300 años todo lo que ha ocurrido en la parte oeste de nuestra isla ha repercutido sobre la vida de los dominicanos. No hay ninguna duda de que el problema de Haití ha sido –y es- el centro de la sociología política dominicana. Los historiadores y sociólogos haitianos no tienen ningún empacho en reconocer esta verdad incuestionable. Price-mars titula su famoso libro sobre la República Dominicana y la República de Haití: Diversos aspectos de un problema histórico, geográfico y etnológico.<br />
<br />
A mi manera de ver, algunos de los artículos publicados con motivo de la reciente polémica sobre los haitianos indocumentados que viven en el territorio dominicano, han sido parciales o insuficientes. En primer lugar, no se trata de un problema racial; se trata de un problema cultural. En el Africa negra influida por los árabes es posible encontrar individuos –negros puros- que usan el albornoz, hablan la lengua árabe, son mahometanos, fuman el narguille. Su cultura es enteramente árabe aunque su piel sea completamente negra. No es lo mismo el negro biológico –piel, morfología, ángulo facial- que el negro biográfico –lengua, historia, costumbres-.<br />
<br />
Las despoblaciones realizadas por el Gobernador español Osorio, en 1605 y 1606, dejaron la parte norte de nuestra isla a merced de los aventureros, filibusteros y bucaneros, que habitaban la Isla de la Tortuga. Los franceses normandos que poblaban esa isla (de la Tortuga) empezaron a trasladarse a la parte noroeste de La Española y formaron una colonia francesa.<br />
<br />
En esa colonia se fomentaron plantaciones atendidas por mano de obra esclava. Estos esclavos procedían de diferentes lugares de Africa: bantúes, sudaneses, del Senegal, del Dahomey –y no hablaban una lengua común. Adoptaron como lengua franca el francés normando que hablaban los propietarios de las plantaciones-. Este francés normando es el origen del cróele haitiano que hoy se habla allí. Sobre este punto es interesante leer The Haitian People, del sociólogo norteamericano James Leyburn, quien da a conocer un trabajo filológico, publicado por Yale University Press, acerca de las particularidades lingüísticas del cróele. <br />
<br />
En la Biblioteca Nacional (de Santo Domingo) se encuentran ejemplares de los libros de Jules Faine y Suzanne Silvain, quienes han hecho pormenorizado estudio de la gramática cróele, de su sintaxis y lexicografía. El cróele haitiano no es un patois del francés, o sea, una corrupción. Es una lengua en desarrollo, históricamente anterior al francés moderno, que ya tiene poemas, proverbios, gramática. Apunto todo esto para señalar que los haitianos constituyen un pueblo bilingüe. En la República Dominicana se habla una sola lengua: la lengua española. Y esta es la primera y básica diferencia entre el negro dominicano y el negro haitiano.<br />
<br />
La esclavitud en las plantaciones de la colonia del oeste (hoy Haití) fue tan intensa que los esclavos apenas sobrepasaban siete u ocho años de vida útil. Esa espantosa explotación no permitía que vivieran muchos años. La consecuencia de esas muertes por agotamiento fue que los colonos franceses se vieran obligados a importar continuamente nuevos esclavos que sustituyeran a los caídos. De modo que siempre eran nuevos, pues esa explotación inmisericorde no permitía que nacieran en Haití, que se criaran criollos nacidos en la nueva tierra. <br />
<br />
Cuando estalló la revolución haitiana (en 1793) la mayoría de los líderes que la dirigieron habían nacido en Africa. Ese es el caso de Biassou, Jean Francois, Dessalines. No es seguro que Bouckmann haya nacido en Jamaica, ni es seguro que Cristóbal naciera en Saint Kitts. Toussain fue el único líder de la revolución –el más viejo- que con toda seguridad sabemos nació en Haití. Si los esclavos morían rápidamente, y siempre eran importados nuevos esclavos de Africa, no es de extrañar que mantuviesen siempre una vinculación cultural con el Africa de origen.<br />
<br />
En el Santo Domingo español hubo plantaciones en los primeros años de la colonia, pero el desarrollo económico posterior es de la ganadería. En lugar de plantaciones hubo hatos. Los esclavos dominicanos no estuvieron sometidos al duro trabajo de cuadrillas que se exige en las plantaciones. Es útil recordar que tanto Toussaint como Bouckmannn intentaron conseguir que en las plantaciones haitianas se suprimiera la pena de foete durante 3 días a la semana. Tres días sin foete se consideraba una importante conquista o mejora en las condiciones de trabajo.<br />
<br />
En Santo Domingo los esclavos vivían ordeñando y arreando vacas; por eso no morían con la facilidad que morían los esclavos haitianos. Y por eso no había que importar nuevos esclavos “recién llegados” de Africa. De este modo entre los negros esclavos de Santo Domingo se fue atenuando la vinculación con Africa, y se operó un largo proceso de transculturación en sentido hispánico. Plantaciones y hatos es otra diferencia fundamental en el desarrollo social de los dos países. Lemonnier Delafosse, en Segunda Campaña de Santo Domingo, dice que los negros dominicanos de esa época exclamaban orgullosos “yo soy blanco de la tierra”, para indicar que habían nacido criollos y no en Africa, y creo que este aspecto es también básico para entender la diferencia cultural que separa a Haití de Santo Domingo.<br />
<br />
Un poeta haitiano, León Laleau, escribió un poema que dice:<br />
<br />
Ese corazón obsesionante<br />
que no corresponde a mi lengua<br />
o a mis costumbres,<br />
y sobre el que muerden, como un gancho,<br />
sentimientos prestados y costumbres de Europa...<br />
¿sienten ustedes este sufrimiento<br />
y esta desesperación sin paralelo,<br />
de domeñar con palabras de Francia<br />
este corazón que me vino del Senegal?<br />
<br />
Esta dualidad o conflicto cultural no existe en el negro dominicano que se siente instalado, de modo unívoco, en su lengua materna, que es la lengua española. El primer cultivador de la poesía negroide en Santo Domingo es Manuel del Cabral, un poeta vivo, esto es, reciente. Y no se trata de una poesía que provenga de una corriente social autónoma y nacional –como es el caso de Cuba- sino de influencias belgas, españolas y cubanas; quiero decir influencias extranjeras. La poesía negra dominicana está escrita por blancos, que en esos textos protestan por la infravaloración social de negro.<br />
<br />
Santo Domingo no se independizó de España, como casi todas las naciones de América; se independizó de Haití. Y aquí hay otro aspecto importante de nuestra cultura no suficientemente subrayado. Las invasiones haitianas de 1801, 1805, 1822; después la dominación por 22 años; los muy impopulares impuestos establecidos por Boyer para pagar reparaciones a Francia y cobrables en Santo Domingo; luego diversas invasiones frustradas, fijaron el anti-haitianismo en la conciencia nacional dominicana.<br />
<br />
El anti-haitianismo no es obra ideológica de los grupos superiores dominantes –como han dicho muchas personas-; es algo que penetró hasta en el folklore nacional. A comienzos de este siglo (siglo veinte) se asustaba a los niños diciéndoles: “Vete a acostar que ahí viene el haitiano”. Y el folklore, en resumidas cuentas, no es otra cosa que la cultura de los pobres. Los llamados “horrores de Dessaliness” están documentados nada menos que en el propio diario de campaña de Dessalinnes.<br />
<br />
Toussaint no entendió nunca la razón por la cual los dominicanos negros no manifestaban tanto interés como los haitianos en la lucha por abolir la esclavitud. Tampoco lo entendió Dessalines. Price-Mars, el sociólogo y etnólogo, nos acusa de bobarismo, esto es, de creernos ser lo que no somos; unos negros que nos creemos blancos. Pensó el Dr. Price-Mars que se trataba de una manifestación hipócrita del pueblo dominicano. Es, en realidad, un problema de cultura. No somos blancos de verdad; somos negros de mentira; que son dos cosas de decir lo mismo: piel negra y lengua española. La autopercepción racial del dominicano –sea blanco, mulato o negro- lo revela poco menos que “desvinculado” culturalmente de Africa y atado a la cultura hispánica, todo ello sin sombra de hipocresía. Lo cual quiere decir que el pleito actual entre “africanistas” e “hispanistas” está mal planteado desde la raíz.<br />
<br />
II<br />
<br />
Durante gran parte del siglo pasado (siglo diecinueve) los dominicanos vivieron sobresaltados por el miedo a las invasiones haitianas. Este miedo era, al mismo tiempo, miedo militar, miedo económico y “miedo demográfico”. Haití poseía las armas de Leclerc, esto es, las armas de Napoleón, del imperio francés, las armas de la nación más poderosa de entonces. Es opinión aceptada que Haití era en aquella época la colonia más rica de Francia y tal vez del mundo. En 1790 Haití contaba con una población de 400.000 esclavos, 28,000 mulatos y 10,000 blancos (total: 438,000 personas). En cambio, Santo Domingo, según un censo realizado poco después de las emigraciones resultado del Tratado de Basilea de 1795, tenía una población de unas 73,000 almas. De este tratado, que nos cedió a Francia, dice Pedro Henríquez Ureña que fue recibido: “con dolor de los naturales y llanto de poetas”. Quiere decir que Haití tenía mayor población, reputación de mayor riqueza y mejores armas que los dominicanos. Ante un enemigo tan poderoso es explicable que se mantuviera vivo un anti-haitianismo militante entre los pobladores de la parte Este de la isla. Riqueza económica, poderío militar y población numerosa, causaban miedo a unos vecinos pobres y débiles.<br />
<br />
Al ir desapareciendo esos tres factores de superioridad, es también explicable que haya menguado el anti-haitianismo y que haya sido substituido por una especie de dolorido idealismo pro-haitiano.<br />
<br />
¿Por qué se empobreció Haití?<br />
<br />
El Presidente Petión comenzó una reforma agraria la cual fue continuada por Boyer, su sucesor al frente del gobierno desde 1818. La plantación había sido considerada por Toussaint como la unidad económica de producción en Haití; pero a la vez las plantaciones fueron el símbolo de la esclavitud. Siguiendo las disposiciones de la reforma agraria de Petión se distribuyeron tierras entre la población campesina y se dividieron algunas grandes propiedades. Se pasó así del latifundio al minifundio. Los trabajadores que formaban parte de esa unidad coherente de producción que era la plantación, llegaron a ser cultivadores libres de conucos de subsistencia. Esto quiere decir que se arruinó la industria y Haití se convirtió en una nación de campesinos. Esa es una de las causas más importantes del empobrecimiento de nuestros antiguos ricos vecinos. Los comunistas haitianos de hoy llaman a este paso de su historia “el error revolucionario”.<br />
<br />
La tasa de natalidad en Haití es una tasa elevadísima, la resultante final, que es la tasa de crecimiento de la población, ha sido más baja en Haití que en la República Dominicana. Aunque a finales del Siglo XVIII Haití tenía una población de casi medio millón de habitantes, y Santo Domingo no llegaba a los 100,000, al ser nuestra tasa de crecimiento más elevada, hemos casi alcanzado la población de Haití. A pesar de que el crecimiento poblacional es una progresión geométrica y de que Haití partió de una base mayor. Y ahí tenemos cómo ha desaparecido el “miedo demográfico” y el miedo económico. En cuanto a las armas de Napoleón, obtenidas tras la derrota de Leclerc –armas entonces poderosas-, el paso del tiempo las ha despojado de su importancia técnica y militar. Aquí está la fuente de nuestro cambio de actitud frente a los haitianos; en lugar de “los peligrosos haitianos” de ayer tenemos hoy a “los pobres e indefensos haitianos”.<br />
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Como es de todos sabido, a comienzos del siglo pasado (siglo diecinueve) –desde 1807- Haití tuvo dividido en dos estados independientes; una república en el Sur dirigida por Petión; y un reino en el norte, cuya capital fue el Cabo Haitiano de hoy, dirigida por Cristóbal, el célebre constructor de la Citadelle. A esa localidad se se llamó primero El Guarico, después Cabo Francés, más adelante Cabo Henry y, finalmente, Cabo Haitiano. Al matarse Cristóbal de un pistoletazo en el pecho, se aceleró la unificación de Haití en un solo Estado. Los soldados licenciados de Cristóbal también recibieron tierras en la continuación de la reforma agraria dirigida entonces por Boyer.<br />
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Todo esto ocurría en el año 1820, dos años antes de la invasión de Boyer a nuestro país. No debe olvidarse que en 1815, a la caída de Napoleón, se empezó a hablar en Francia de una posible restauración de los Borbones. En España los Borbones reinaban desde 1700, tras ascender al trono Felipe V. Los líderes haitianos temían que si se restauraba la monarquía en Francia, la presencia de España en la parte Este de la isla podría ser peligrosa, pues eso significaba que habría Borbones en París y Borbones en Madrid.<br />
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La independencia proclamada por Núñez de Cáceres en 1821 dio oportunidad a los haitianos de invadir la parte Este de la isla sin provocar a los gobiernos europeos. Y las nuevas tierras ocupadas ofrecieron la ocasión de ampliar una reforma agraria para beneficiar a miles de antiguos soldados del viejo régimen de Cristóbal.<br />
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Tal vez estos datos históricos no sean del todo inútiles para comprender el cambio de actitud mental de los historiadores contemporáneos con respecto a nuestros viejos historiadores tradicionales. Estos últimos eran todos anti-haitianos, puesto que recibían como herencia sentimental una larga historia de luchas contra los franceses: primero contra los “franceses blancos” , antes y después del Tratado de Aranjuez de 1777; y después contra los “franceses negros”, antes de ser liberados y también después de su revolución. Manuel Arturo Peña Batlle, nuestro gran historiador, nació en 1902.<br />
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La lengua es, entre todas las manifestaciones de la cultura de un pueblo, la más abarcadora y de más sutil influencia. El idioma es una psicología colectiva que “nos hace” por dentro; la lengua es la matriz fundamental de nuestra cosmovisión o manera de ver el mundo. Los modos económicos de producción y las guerras también dejan sus huellas como “formas de vida” o cicatrices existenciales.<br />
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Es claro que existen influencias africanas en nuestra cultura –en la música, en la comida, en la religión –pero todas ellas están incorporadas a un torso cultural básico que es hispánico.<br />
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Con seguridad los dominicanos no somos “blancos de verdad”, pero podríamos ser “negros de mentira”. Muchas naciones de América sienten su cultura “como problema”. En el Cuzco, algunos peruanos de hoy contemplan las construcciones incaicas como algo ajeno y miran las iglesias y los edificios de la municipalidad taimen como algo ajeno –nos dicen que fortalezas y calles incaicas fueron hechas por ellos-,; y miran las iglesias y los edificios de la municipalidad también como ajenos, construidos por ellos los españoles. Y esos peruanos no saben a que carta quedarse, a qué cultura adscribirse de todo corazón. ¿Hijos del imperio incaico o hijos de la colonización española? No aciertan encontrar su identidad antropológica.<br />
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El Santo Domingo español es plenamente una población de mulatos desde mediados del Siglo XVI; desde esa fecha la corona española tuvo que aceptar que los mulatos tuviesen cargos públicos. Eso contribuyó mucho entre nosotros a la atenuación de los prejuicios raciales. En Cuba, el gobiernos colonial español trazó una política racista que no pudo mantener en Santo Domingo. De todos los países birraciales de las Antillas, Santo Domingo es el que conserva menos prejuicios raciales. Jamaica, Martinica, Cuba, no pueden compararse con Santo Domingo. Haití, como es bien sabido, ha sufrido varias guerras raciales entre negros y mulatos.<br />
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Tiene razón Juan Bosch cuando dice que Santo Domingo nunca ha tenido una guerra social. Podemos añadir que tampoco nunca ha tenido una guerra racial. Los sociólogos e historiadores, desde luego, no nos explican por qué no han ocurrido ninguna de las dos cosas.<br />
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Sin embargo, estos asuntos culturales e históricos son tan sólo el marco dentro del cual podemos abordar los más peliagudos y recientes problemas económicos y políticos que existen entre la República Dominicana y la República de Haití.-<br />
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Santo Domingo, República Dominicana,<br />
Octubre, 1994.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-59709515076140643992011-07-25T08:37:00.000-04:002011-07-25T08:37:21.154-04:00De cal y de arenaEs curiosa la "materia" de la que estamos hechos, los humores que nos determinan. Hablo de los valores y los sentimientos, de nuestra psiquis y la forma en que reaccionamos a los estímulos. Hablo de Amy y de Daniel.<br />
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Hace dos día la noticia de la muerte de Amy me abofeteó por sorpresa mientras buscaba noticias en la internet.Un intercambio de impresiones con una amiga disparó mis emociones. A duras penas contuve un par de lágrimas. Pasado el momento pensaba sobre mi reacción. No conocí a Amy personalmente. Nunca vi ninguno de sus conciertos. Eso sí, mi primer contacto con su música estableció unas conexiones del tipo de aquellas que me unieron a mis ídolos y canciones de todos los tiempos. Fue su voz cálida y a veces borrascosa; pero también su grito de rebeldía y hasta su pedido de ayuda a un mundo que la asfixiaba sin disimulo alguno. Hoy es fácil decirlo, pero es cierto, era evidente que acabaría mal y pronto. No la juzgo. He leido muchos apuntes condenatorios, pacatos, con aires de superioridad incluso de gente que no puede ni acercarse a comprender la grandeza del arte.No la juzgo, digo. La admiro y siento que ella se fue decidida, cerrando lo que sabía su ciclo. Tal vez lo poco y grande que hizo era todo lo que su alma pudo darnos y ella sabía que lo que restaba era ya más y más sufrimiento. Igual lloré admirando su talento; agradeciendo el puñado de canciones que nos legó.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-bzxX7mj8t5A/Ti1iDE1B5OI/AAAAAAAAAHQ/ZtND2671e28/s1600/Grupo%2BHist%25C3%25B3ria%2BVarona%2B%25281%2529.JPG" imageanchor="1" style="clear:left; float:left;margin-right:1em; margin-bottom:1em"><img border="0" height="233" width="320" src="http://1.bp.blogspot.com/-bzxX7mj8t5A/Ti1iDE1B5OI/AAAAAAAAAHQ/ZtND2671e28/s320/Grupo%2BHist%25C3%25B3ria%2BVarona%2B%25281%2529.JPG" /></a></div><br />
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Ayer estuve más tiempo de lo acostumbrado errando por las redes sociales; como en busca de una noticia esperada. Al caer la tarde, dejé la lectura de una novela y volví a la internet. Allí estaba, fría, dura, punzante la nota de una amiga. Me comunicaba que su esposo Daniel, mi amigo de los años universitarios con quien la internet me había permitido reencontrarme después de treinta años; acababa de fallecer. En los últimos meses chateábamos con frecuencia; hacíamos planes para una reunión de colegas de entonces en una playa dominicana; acompañábamos sus problemas de salud que al inicio no parecían tener relación con esa fatídica palabra que aún es el cancer. Hace unos meses su situación dio un giro preocupante. Daniel debió enfrentar el diagnóstico y someterse a tratamiento. "El es muy fuerte y lo rebasará", repetía esperanzada Alina y conjuraba nuestros temores. Ayer la muerte lo tomó por sorpresa y se lo llevó para siempre.<br />
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Aun siento la resaca de todas esas emociones y me reafirmo en lo que siempre ha sido una convicción: Vivo a pleno pulmón, cada día celebro la vida y me esfuerzo por hacer las cosas lo mejor que puedo. No tengo el don de adivinar lo que me reserva el guión de la existencia cuando esté cerca de la palabra Fin. Pero si me toca en suerte un sufrimiento como el que debió enfrentar Daniel, mi salida será al estilo de Amy. Un final abrupto que me ahorre a mi y a los mios, el sufrimiento que no merece un ser humano. Después vendrán los juicios y las críticas, pero eso me tiene sin cuidado. La única verdad será que ese que yace con la forma de mi cuerpo, habrá vivido a plenitud y satisfecho de lo que hizo cuando tuvo tiempo.<br />
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Hoy debo ir al trabajo. En la noche tendré la tertulia que organizo cada lunes para mis amigos y los amigos del arte. Tal vez piense en Amy y en Daniel. Seguramente estaré pensando en que la vida es bella, mientras se pueda vivirla, mientras nos llegue el momento de decir adiós. Por eso hay que celebrar, vivir a pulmón, dar lo mejor de sí para la gente que te quiere, para la gente que importa. Para tí.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-82668713231928059592011-07-16T10:18:00.000-04:002011-07-16T10:18:45.654-04:00Un asunto de respeto, derechos y libertadesHace un buen rato no anotaba nada por aquí. Las muchas cosas que hago por estos días, casi todas relacionadas con la escritura, me impedían llegar a este otro espacio de reflexión. Pero ayer, irritado por una mala pasada, una más, que me jugó el exagerado proselitismo religioso que constantemente agrede en este hermoso país; me decidí a manifestarme primero en Fb y ahora aquí con una nota que dice:<br />
<b>"Me revienta que alguien cree un grupo en Fb u otra red social bajo un tema específico, para meter cada dos minutos una cantaleta de su religión particular, cualquiera esta sea. Eso es un irrespeto a quienes tienen diferentes creencias, a los ateos y los agnósticos. Esto es un espacio público. La libertad religiosa no significa andar metiendo tus creencias por los ojos a los demás sin que te lo hayan pedido!"</b><br />
Por supuesto que me limitaba al incidente concreto en el que un grupo de Fb creado bajo un tema, no sea sino una emboscada para someter a los que entren a toda una perorata cristiana. Para mi el procedimiento es deshonesto. <br />
Debí suponer que el entrar en un tema tan sensible iba a provocar reacciones, algunas muy emocionales. Amigos que profesan la fe cristiana saltaron en defensa de la tolerancia, como si mi planteamiento hubiera sido un desafío a sus creencias. Hechas las aclaraciones pertinentes, vuelvo al punto en este espacio porque creo sano que podamos hablar, civilizadamente sobre un tema socialmente sensible aquí y en muchas otras latitudes.<br />
Creo, es más, defiendo la libertad de credo y pensamiento. Cada quien tiene el soberano derecho a depositar su fe donde mejor le acomode. Nadie puede interferir en el pensamiento de otra persona. (si sabré yo lo que es defender el derecho a pensar libremente). Lo que creo que es totalmente reprobable es querer imponer una manera de pensar o de creer en los demás. Y a eso es a lo que se dirige mi queja. Soy agnóstico. No tengo que dar cuentas de ello a nadie pero ya que estamos en un ejercicio de diálogo pues lo digo. Sin embargo, no dejo de tener mis creencias muy particulares, algunas de ellas escapan a mi propia razón y entendimiento. No siguen ningún dogma ni escuela filosófica. Son mis íntimas y nada ortodoxas creencias y vivo con ellas en mi espacio privado. Por qué entonces tengo que soportar un predicador ambulante en el Metro, a las 8 de la mañana de un lunes, cuando aún lucho con la resaca y los gratos recuerdos del fin de semana y el rechazo a retomar las labores de la oficina? Quién le da derecho a nadie a dirigir potentes altavoces hacia un recinto universitario para acallar las clases con las prédicas de una fe cualquiera a los decibeles de una discoteca? Con qué derecho se pintarrajean las paredes y vallas de una ciudad anunciando que "Cristo viene ya" y otras consignas de igual calaña? A eso es a lo que me refiero. Ya bastante tuve en mi vida de sobreimposición de propaganda política, de la ubicuidad del mensaje sectario, como para entender lo que es la libertad en todo sus sentidos, y protestar cuando alguien trata de agredirme con su fanatismo.<br />
Mis amigos, incluso los más cercanos, tienen cada uno sus creencias (supongo) y eso no es mi problema ni un punto de interés en nuestras relaciones. Nos queremos y aceptamos por todo lo que nos identifica y nos anima a compartir espacios en nuestras vidas. Los quiero y los respeto como son y por lo que son. <br />
El respeto a mi/tu/su/nuestro derecho a pensar y creer en lo que se quiera sin necesidad de imposiciones, tambien es la paz. O no?Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6774345866392704406.post-66618881327330634252011-06-05T11:14:00.002-04:002011-06-05T11:14:41.189-04:00El arte de descreerConferencia en la Tertulia de las Letras. Academia de las Letras de la Rep. Dominicana. 4 de Junio de 2011.<br />
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Alejandro F. Aguilar<br />
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No soy amigo de las formalidades por lo que les pido no tomar estas palabras iniciales como tal. Quiero comenzar diciendo que me siento honrado en extremo ante la oportunidad de estar hoy aquí, hablando ante ustedes, en esta prestigiosa institución, en compañía de colegas ilustres y de tantas personas amantes de la lengua y la literatura. Al mismo tiempo no debía extrañarme que hoy disfrute de semejante privilegio, y no lo digo porque crea en mis propios méritos, sino porque desde mi llegada a la República Dominicana no he encontrado otra cosa que hospitalidad, simpatía y apoyo. Agradezco en particular a Ofelia Berrido, quien me extendió esta invitación con extraordinaria gentileza y diría yo, con audacia, siendo como soy casi un desconocido en el ámbito literario dominicano. Gracias, Ofelia. Gracias a todos. Espero no defraudarlos ni aburrirlos demasiado. <br />
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Al escoger el título de esta presentación tuve en cuenta la sugerencia de compartir mi experiencia vital como persona vinculada a las letras por más de dos décadas. Asumo el reto de hablarles como una osadía, después de haber sido testigo de la magnífica conferencia ofrecida por la querida y respetada Jeannette Miller en la tertulia de mayo. Reto doble si se tiene en cuenta que ella fue miembro del jurado que valoró mi novela Fijar la mirada en el Premio Casa de Teatro 2009. <br />
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Sin más me concentraré entonces en relacionar mis vivencias y mi proceso de creación literaria en torno a un eje fundamental en mi trabajo: el arte de descreer. Nadie debe sobresaltarse. No vengo a exponer argumentos ateístas o agnósticos. No practico ninguna religión en particular lo que no me impide ser un hombre espiritual ni creer en ciertas energías e intuiciones. Sé, estoy convencido, de que hay mucho más allá de lo que nuestro conocimiento alcanza. Digo con García Márquez (aunque no estoy seguro que estas palabras sean originales suyas): “No creo en brujas, pero haberlas haylas”. Insisto, no estoy aquí <br />
para llamar a nadie a faltar a su fe, cualquiera sea esta. Vengo a decirles por qué considero que mi literatura brota del íntimo proceso de descreer, que como dice el protagonista de mi novela Casa de cambio “es infinitamente más difícil que creer”. Me refiero así, al acto de desmontar una a una y dolorosamente, las muchas capas de nociones que conformaron mi ser desde la infancia, que rigieron mi vida minuto a minuto; que me hicieron un ser que por mucho tiempo se sintió capaz de ofrendar su vida a la manera de los héroes antiguos por defender esas nociones... y de llevar todo eso a la ficción literaria.<br />
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Crecí en una familia humilde imbuida desde los inicios del fervor que despertó en el pueblo de Cuba, (y en una buena parte del mundo, al menos durante sus primeros años) la revolución de 1959. Mi entorno familiar era todo una novela romántica: Mi madre, hija de campesinos ricos españoles, expulsada de casa por enamorarse de “un negro” , que era como llamaba alguien que se supone fue mi abuelo a un hombre humilde, aunque este fuera un criollo descendiente de aragoneses. Ese “negro” es el mismo que luego sería mi padre; un obrero ferroviario que, cuando yo aún habitaba en el vientre de mi madre, luchó en las guerrillas urbanas del Movimiento 26 de Julio contra la dictadura de Batista. La Revolución llegó al poder pero mi padre no aceptó puestos ni prebendas en el nuevo gobierno que se instauraba. Regresó al trabajo en sus amados ferrocarriles. En ese entorno crecí y fui formado, en valores como la honestidad y la solidaridad humana, que siempre creí íntimamente ligados al hecho revolucionario. <br />
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Desde muy niño combiné muy bien un carácter fuerte y una hiperquinesia incontrolable, con largos espacios de silencio y lectura. Era tan capaz de destruir la fiesta de cumpleaños de un primo egoísta que discriminaba a otros niños más humildes, como de aislarme del bullicio leyendo en una habitación; o pasar mañanas enteras en la sala de una biblioteca. Con el tiempo fui perdiendo aquella agresividad y he aprendido la importancia del saber estar solo. "El hábito precoz de la soledad es un bien infinito" como bien apuntó la Yourcenar. Leer me permitió conocer dimensiones nuevas de la realidad y el pensamiento. <br />
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Llegado 1969 se vivían los últimos momentos del fervor de la utopía en Cuba. Yo era aún adolescente pero mis padres me enviaron a una escuela militar que pretendía la formación del llamado “hombre nuevo”, según la doctrina del Che Guevara. Los oficiales en aquella escuela eran en su mayoría antiguos combatientes de la Sierra Maestra que a duras <br />
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penas habían aprendido a leer y escribir. Los alumnos éramos niños y adolescentes de nivel secundario. La ignorancia de los superiores era motivo permanente de burla entre los estudiantes. Esto significaba una reversión de la pirámide jerárquica, transgresión del régimen de ordeno y mando. No había allí diálogo posible entre las partes; ni posibilidad alguna de que la experiencia terminara siendo edificante. <br />
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Por entonces hice mis primeros intentos de escribir una ingenua novela sobre unos hippies justicieros que actuaban a lo Robin Hood arrebatándole sus bienes a los poderosos para poder vivir en un mundo de "peace and love". Un buen día, luego de completar los cuatro años de estudios medios y conformar una actitud de rechazo a todo orden impuesto sin razón ni discernimiento, deserté de aquella escuela militar, para disgusto de mi padre. A partir de ese momento estudié pintura y teatro, contradictoriamente me hice miembro de las juventudes comunistas, y en una suerte de disloque romántico, más de una vez me ofrecí como voluntario para cumplir misiones en las que habría puesto en peligro mi vida en aras de “la defensa de la patria y otros pueblos del mundo”. Por suerte, mis reclamos heroicos nunca fueron escuchados.<br />
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A inicios de los 80, justo cuando me gradué de mis primeros estudios universitarios, nacieron mis hijos, y la poesía fue el cauce para dar salida a una sensación de felicidad tan grande que casi me asfixiaba. Puedo decir que desde entonces las palabras pudieron y han podido salvarme. Poco a poco y en medio del devenir histórico del país y mis primeros contactos con otras realidades, la vida me fue llenando de preguntas a las que no hallaba respuestas. Comencé a viajar por el mundo en labores de juventudes políticas, hasta que en 1986 llegué a Budapest para asumir un puesto en una organización internacional no gubernamental muy vinculada a lo que llamaban entonces la Guerra Fría. Desde aquella hermosa ciudad viajé, amé y crecí mucho espiritualmente durante seis años. Estuve en contacto con la literatura europea, sobre todo con la de la Europa oriental (la tolerada y la entonces censurada); visité los puntos más candentes de la geopolítica internacional del momento; conocí los lugares más exóticos, espacios, personas, culturas disímiles. También fui testigo de todo el proceso de ruina y caída del bloque del Este. Así fue que afloraron ante mis ojos no ya las dudas, sino las certezas sobre las verdaderas entrañas del sistema de dominación soviético y desde allí comencé el violento proceso de descreer, de ver de otra manera lo que ocurría en mi país. <br />
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Creo que la reacción del gobierno cubano ante los cambios en el bloque soviético, el proceso contra el General Ochoa y los sucesos de la Plaza Tia Nan Men en 1989 fueron los golpes definitivos contra mis maltrechas creencias. El haber sido testigo presencial de la caída del régimen socialista en Praga y haber vivido muy de cerca el proceso que concluyó con el muro de Berlin, fueron los tiros de gracia.<br />
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En 1992 regresé a Cuba. En ese momento era yo un barril de emociones a punto de estallar. Algunos amigos y familiares me aconsejaban no regresar pero yo necesitaba constatar lo que estaba pasando en mi propio país, volver a mi entorno, confrontarlo... Necesitaba sacar todo aquello que me asfixiaba, decir, comunicar tantas vivencias. Al regresar hallé que a nivel político las posibilidades de un diálogo eran inexistentes. Luego de hacer efectiva mi ruptura con la política oficial del país y de renunciar a mi empleo y a mi carrera internacional; de divorciarme y renunciar legalmente a mis pocos bienes materiales en favor de mis hijos, me lancé a escribir con tesón, casi con desesperación. <br />
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Los primeros brotes de aquella actividad febril fueron retazos líricos de corta duración. La poesía fue ese primer cauce que pronto se hizo insuficiente. No niego la efectividad de un poema para expresar un mundo, pero necesitaba contar historias en profundidad y detalle. El cuento fue un primer paso en esa expansión, muy cargado de poesía, ríspido y cortante a un tiempo… Entonces me abrí paso hacia el ancho mar de la prosa. Así llegaron las viñetas, los cuentos, las novelas. Cronológicamente, comienzo a publicar a inicios de los 90’, cuando ya pasaba de los 30 años de edad y mi primer libro versa sobre aquella experiencia de la escuela militar para adolescentes. <br />
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“Paisaje de arcilla” fue para mí, literariamente, un ritual de iniciación al que acudí con toda la ingenuidad y honestidad posible, con poco oficio pero al parecer con buen tino y, obviamente, con una carga vivencial tremenda que me obligaba a ser valiente. Fue también un desafío al orden establecido porque me alzaba con mi primer premio literario presentando un libro que precisamente desnudaba al sistema, apuntaba a sus esencias. Fue un homenaje para aquellos niños que como yo, finalizando los 60’s, fueron enviados a la experiencia brutal de una escuela militar, camuflada bajo unos ideales que en su aplicación práctica probaron ser fallidos…<br />
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Es un texto que cabalga entre la poesía y el cuento, o una especie de <br />
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novela por viñetas… no podría definirla formalmente. Es una historia tremenda contada con una economía de recursos, con distancia e ironía, hasta con un humor casi estoico… El libro no es un manifiesto político, aunque es innegable la carga de denuncia que contiene y de ahí las consecuencias que sufrió: una estricta censura. Es quizás el más concentrado ejemplo de que mi sensibilidad social va a la par con la literaria, de ahí que el foco de atención en mis obras haya sido predominantemente el del individuo frente a sus circunstancias, especialmente frente a la manipulación del poder. <br />
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Hace dos años la editorial chilena Ventana Abierta Editores se estrenaba y me pidieron una obra para publicar. Tenía otros libros inéditos pero preferí hacerle justicia a Paisaje…, recuperarlo del silencio que le habían impuesto en Cuba. Se hizo una bellísima edición bilingüe, con la traducción de ese grande que es Andrew Hurley, traductor también de obras de nuestro Reinaldo Arenas y de Borges, entre otros. Paisaje… ha sido recogido en antologías en Estados Unidos. Ha sido reproducido en otros medios electrónicos y en papel. Lo he presentado en sitios como las Universidades de Harvard y Columbia, en otras instituciones culturales, talleres y tertulias literarias. Tengo una relación entrañable con ese texto y a él le debo mucho. Es mi primogénito y si tuviera que escribirlo otra vez, muy poco agregaría o cambiaría, a pesar de la distancia de casi veinte años desde su creación.<br />
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Cuando aparece Paisaje... en Cuba, algún critico me encasilló de inmediato en lo que entonces llamaban los novísimos. La mayoría de los así llamados eran mucho más jóvenes pero casi todos nos identificábamos en la irreverencia hacia el poder, la experimentación formal, la búsqueda de un lenguaje más efectivo y de una nueva forma de relación con la ciudad… Coincidíamos en la intención de subvertir todas las categorías narrativas, en la búsqueda de una trascendencia inmediata creo que determinada por la urgencia del momento terrible en que vivíamos, y para ello buscábamos un código propio que acabara por romper con los antecedentes inmediatos en la literatura cubana y por fundir lo real, lo imaginativo, lo ficcional… en un discurso novedoso que apuntaba desembozadamente al descreer de todo lo que hasta ese momento eran verdades absolutas impuestas desde el poder.<br />
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El cuento debe ser un grito pegado a la página, lo mismo que el poema, pero en aquellas circunstancias de la Cuba de los 90‘s, ese grito debía llevar sordina porque no era posible expresarse con claridad. Era <br />
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preciso usar un lenguaje ambiguo, apelar a todos los recursos formales para burlar el ojo atento que vigilaba y conseguir una obra efectiva pero no panfletaria. Los límites entre los géneros literarios se hicieron difusos. De hecho aquel primer libro que les he mencionado, lo presenté a un concurso como poesía y ganó el premio de cuento… Cuando escribo poemas hay en ellos una ilación sugerida de hechos, una narrativa esbozada, más o menos evidente. Cuando escribo cuentos, hay muchas veces un lenguaje, una estética cercana al poema, una forma de abordar los temas que me recuerda a la pintura de los impresionistas. En el libro que siguió a “Paisaje...”, titulado “Figuras tendidas”, hay un texto que ha sido uno de los más publicados entre mis cuentos. Según algunos lleva un mal título, pero es un fogonazo de dolor que capta el momento en que unos amigos acompañan a otro que está a punto de lanzarse al mar en una balsa, y juegan a la ruleta rusa como opción desesperada para tratar de mantenerse unidos, aunque fuera en la muerte. <br />
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En este, como en el anterior y en otros muchos textos míos escritos durante los momentos más oscuros de la crisis; puedo observar, a la distancia de los años, cómo entonces me guiaba una voluntad de escribir desde cierta distancia emocional; de usar recursos estilísticos que impidieran que el tumulto de los sentimientos y lo visceral de la denuncia empañaran la efectividad y la calidad del texto. Es que los 90’s nos empujaron a hacer la crónica de una realidad casi apocalíptica que el discurso oficial escamoteaba. Yo sentía que conocía a fondo las esencias políticas del sistema, que estaba preparado para desentrañarlas desplegando un material más extenso… Así escribí Casa de cambio, que es la novela de la caída del Este de Europa, vista por un cubano que se movía en esa realidad. Sentía al escribirla la necesidad de no desperdiciar aquella experiencia privilegiada de testigo avisado; de alguien que tenía la posibilidad de captar los matices de ese proceso histórico tremendo, apartándose de posiciones extremas y clisés ideológicos, desmenuzando la dimensión humana del conflicto. Al mismo tiempo era una manera de desarrollar una tesis sobre el doloroso proceso de descreer, que de alguna forma es lo que experimenté a nivel personal y lo que estaban viviendo muchos de mis contemporáneos. <br />
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Asumir aquel trabajo requería de una novela mundo, como dice un crítico cubano hoy afincado en Berlin, tan universal como fuera posible y tan íntima que tuviera un efecto de exorcismo, que me dejara poner <br />
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en claro mis propias ideas y sentimientos. Esa fue mi primera novela, aunque fue la segunda en publicarse a causa de la reticencia que provocara en los círculos oficiales, y a pesar del resultado obtenido en el Premio Internacional Italo Calvino en su segunda o tercera edición, no puedo recordarlo. Antes salió a la luz, y no en Cuba donde obtuviera mención de honor del premio UNEAC sino en Puerto Rico, La desobediencia, mi segunda novela, que trazaba un paralelo entre la vida cultural cubana de dos momentos esenciales a través de dos personajes: un actor famoso, víctima de la “parametración” de finales de los 60’s; y un joven plástico vinculado al movimiento Arte Calle de finales de los 80’s. Sus vidas coinciden en el tiempo bajo las circunstancias de la horrenda crisis cubana de los 90’s.<br />
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Como podemos ver, hay temas de una dimensión tan grande y tan complejos en sus interrelaciones e implicaciones que desde el inicio exigen la extensión y complejidad de una novela; que no es algo que pueda resolverse con cuatro caracterizaciones y un par de situaciones sino que va a necesitar todo un universo de relaciones complejas y contradictorias. Generalmente me lleva mucho tiempo desentrañar motivos y consecuencias, construir los personajes, determinar la estructura y el tono… No planeo exhaustivamente todo de principio a fin. Trabajo con cierto plan pero dejo un espacio de libertad para que los personajes y todos los actores que incidirán en el desarrollo de la trama hagan su juego; me indiquen a qué estación nos conducirá la novela, tanto a mí en su creación como al lector en esa etapa de recepción que culmina el proceso, si es que esto último pudiera anticiparse. Es decir, la planeación deja un gran número de preguntas sin respuestas que irán aflorando y determinando el rumbo de la historia porque qué es la vida para el ser pensante que es el hombre sino un viaje interminable en busca de respuestas improbables? Hacía tiempo había dejado de creer en verdades absolutas; ahora estaba concentrado en hallar las preguntas correctas, y de ellas ir llenando mis novelas. A veces esto implica desechar una y otra vez el material acumulado total o parcialmente, y obliga a reescrituras dramáticas con cambios estructurales importantes. Esto sucedió con Razones para llamar a Sandra, que tras nueve años de trabajo terminó siendo una novela distinta y como ya mencioné fue publicada el año pasado por el Premio Casa de Teatro bajo el título Fijar la mirada. <br />
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En tanto que nacido en Cuba, no puedo evitar referirme a la manera en que gravita la imagen de aquel país en mí, visto a la distancia espacial y <br />
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a esa otra corrosiva que es la de los años de ausencia. Entre una de las muchas imágenes posibles, veo a Cuba como un país de adioses... Una buena parte de mi vida la pasé despidiendo a algún amigo o familiar que partía, casi siempre para no volver; o siendo despedido por gente de mis afectos que también soñaban con ser ellos quienes se despedían. Por otro lado están los instantes memorables, la fugacidad de la vida cotidiana que en Cuba tiene intensidad, velocidad de cometa, vértigo en su sucesión de momentos efímeros de gracia y felicidad.Tal vez porque hay mucho que amar y odiar y tanto que vivir, los cubanos vivimos como en deuda con nosotros mismos, como queriendo saldar cuentas con nuestra propia vida antes que sea tarde. Por eso cuando escribo no busco abarcar el todo sino me afinco en los detalles para construir un discurso que podría llegar a ser épico. Creo que es suficiente un gesto, el escorzo de una mano que se aleja para adivinar el resto de una historia. <br />
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He escrito siempre sobre las pérdidas, las partidas, las ausencias que tanto me han marcado como ser humano. En Fijar la mirada quise, tal vez inconscientemente, hacer justicia al dolor de un hombre que amó y creyó a pecho descubierto, y compensar ese desprendimiento a través de su reencuentro con el amor herido, maltratado, pero incólume... En esa novela hay mucho de mí mismo y del periplo físico e imaginario que me llevó a reencontrarme. Hay personajes que comparten el aliento de seres reales que conocí. Está también la presencia de mi padre, aquel hombre que vivió con total desprendimiento y un sentido muy criollo del existir, sencillo pero intenso. Él no tuvo la recompensa de un final feliz porque en sus últimos días comprendió cuan engañado estaba en sus ideas y no tuvo a nadie más que a mí a quién confesarle su terrible descreimiento. Creo que por eso murió y por eso también pienso ahora que, sin proponérmelo, el personaje principal de Fijar la mirada... recibe en la novela la gratificación que la vida debió darle a mi padre. <br />
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Ese libro fue un intento parcialmente frustrado de alejarme de los temas de sensibilidad política, de tentar formas discursivas diferentes y una mayor libertad a la hora de ficcionar, con una manipulación más atrevida de la realidad. Pero más allá de cualquier impulso experimental, reconozco que en este como en todos mis textos hay una cierta conexión con la tradición narrativa, puntos de contacto tanto con lo latinoamericano del momento de transición entre el “boom” y “el post boom”, como con la literatura norteamericana y quizás la europea de los años 50’ y 60’. Cada uno de mis textos es diferente en tanto que <br />
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todos son parte de un proceso de búsqueda de un lenguaje adecuado para plasmar esa visión propia del mundo, por oposición a aquella otra que se me quiso imponer como doctrina. <br />
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Escribo en fin por lo que he vivido y cómo he vivido mis experiencias, lo que no quiere decir que mi obra sea autobiográfica. Lo que escribo surge de una necesidad vital de comunicar esas experiencias que creo dejan importante enseñanzas en el eterno camino de búsqueda del sentido de la vida, a través del tamiz de la imaginación y de la creación. Por supuesto, soy cubano por nacimiento y formación cultural y eso de algún modo influye mi manera de percibir y de escribir. Pero esa posible marca de origen va de la mano con una sensibilidad que me hace sentirme inconforme con los instrumentos de expresión que voy hallando cada vez, y me impulsa a buscar formas más efectivas de transmitir. Respeto lo que hace cada cual y la manera en que lo hace, pero no me interesa esa literatura que surge del refrito de otras obras leídas y no pasa por el asador de la experiencia vital más intensa. <br />
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Mi literatura refleja mis vivencias, pero estas son sólo un motivo, un punto de partida para observar y analizar la realidad de forma literaria, para que las posibles lecturas de esos hechos se abran, como una caja de Pandora de la que surge todo lo demás. Aún cuando mis obras pudieran parecer autobiográficas, he acudido a recursos como descomponer ese posible “yo” en varios personajes para ponerlos a dialogar, a contradecirse, a mostrar diferentes ángulos y visiones de un mismo fenómeno incluso, niveles de esa realidad que un personaje percibe y otros no, contradicciones que me acerquen a respuestas que desconozco de antemano… Hoy estoy aquí, mañana podría estar allá o acullá independientemente de los vaivenes de la historia y la política. Quizás hoy el tema cubano sigue siendo algo que subyace en mi sensibilidad, pero ya no está en el centro de mis preocupaciones y por tanto creo que mi mirada tiende a una visión más cosmopolita que siempre estuvo, pero que en los años duros de los 90’s se concentró en lo cubano, en la sobrevivencia, en la frustración y el desencanto.<br />
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En el 2003 decidí establecerme en los Estados Unidos y por suerte fui a dar a otra hermosa ciudad: Filadelfia. Más allá de las leyes, la política y las convenciones, nunca me he considerado un exiliado. Defiendo mi derecho a establecer morada donde y cuando lo decida y no considerar esa decisión una reacción a las restricciones impuestas por otros. En <br />
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aquel país viví otra etapa de aprendizaje y experiencias tremendas que vinieron a enriquecer todo eso que está en mí y va rezumando. Los estudios académicos en los Estados Unidos me abrieron otras perspectivas, otros temas para el diálogo, actualizaron mi información. Parte de la primera década del s, XXI la dediqué allí a un proyecto que tiene en el centro mi visión, por cierto crítica, sobre la sociedad norteamericana. Y es que a mi modo de ver, los escritores, como todos los artistas, son por definición seres de oposición, inconformes e insatisfechos con el orden existente; gente capaz de hallar en los intersticios de la sociedad las claves que completan aquello que la realidad perceptible no ofrece. Mientras preparaba estas palabras, comprendí que esa novela que habla de mi experiencia estadounidense, titulada El cliente tatuado, es también una continuidad de eso que llamo el arte de descreer. En ella se plasma mi percepción sobre la realidad y la apariencia de la vida en aquel país, un mundo muy distante y distinto de la percepción general que sobre los Estados Unidos existe.<br />
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Hace apenas diez meses y luego de muchas visitas a través de los años, decidí venir a establecer morada en la República Dominicana. Cada día que pasa se reafirma lo justo de mi decisión. Mi mirada no prejuiciada alcanza a ver los problemas de los que muchos aquí se lamentan a diario; pero también las maravillas que se olvidan porque se asumen como dadas, y que bien valdría la pena destacar, defender; cuidarlas para que no se las lleve el pasado. <br />
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Como pueden ver, descreer, oponerme, tratar de romper los límites impuestos desde afuera a la literatura sigue siendo mi brújula, lo que marca mi rumbo, lo que determina mi manera de ver y de hacer arte. Los invito a comprobar lo que mis palabras han querido ilustrar a través de la lectura de mis obras que hasta ahora, aunque no por mucho tiempo, se sitúan en otros escenarios diferentes de la República Dominicana; pero abordan conflictos no del todo ajenos a los problemas y esperanzas de esta hermosa tierra. Sólo es cuestión de tiempo para que las lentes que me permiten captar los espacios y silencios que en definitiva revelan las esencias de la realidad; se ajusten, encuentren foco, y me impulsen a escribir mi obra dominicana. Siento que ese impulso ya va creciendo dentro de mi. Espero poder compartirlo con ustedes algún día. Mientras ese momento llega, desde ahora y siempre, muchas gracias!Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17976482701866208883noreply@blogger.com0